Los ocho candidatos a la Presidencia de Chile usarán su última semana de campaña antes de las elecciones del domingo en caminatas, actos públicos y presencia en los medios.

El ex presidente y candidato de la derecha, Sebastián Piñera, primero en todas las encuestas de intención de voto, participó en una entrevista en CNN Chile, en la que trazó un polémico paralelismo entre la gratuidad en la educación y el nivel de involucramiento de los padres en la educación de sus hijos. “Cuando el padre aporta y siente que está haciendo un esfuerzo, yo he observado que tiende a involucrarse más, ya que las cosas gratis generan menos compromiso”, evaluó.

Piñera protagonizó además un enfrentamiento con los periodistas encargados de la entrevista en el mismo programa, quienes le pidieron aclarar si en 1992 compró una empresa quebrada llamada Industrias y Desarrollo, con el objetivo de usar sus pérdidas para pagar menos impuestos, acusación que el ex presidente negó de plano. El ex mandatario no solo dijo que pagó los impuestos correspondientes, sino que fue más allá y llamó “catones de la moral” a los periodistas.

Desde la vereda de enfrente, el senador y candidato oficialista Alejandro Guillier, segundo en los sondeos y con altas chances de pasar a una eventual segunda vuelta -el 17 de diciembre- advirtió sobre las intenciones de Piñera de reducir el sector público a partir de eliminar cargos de quienes no comulguen con su pensamiento político. “En Chile no se persigue a nadie por razones ideológicas”, remarcó.

Por otro lado, la candidata de la flamante fuerza de izquierda Frente Amplio, Beatriz Sánchez, tercera en las encuestas, mostró su disconformidad con la portada del diario chileno El Mercurio del domingo, que realizó un análisis político de la segunda vuelta dando como ganadores de la primera vuelta a Piñera y Guillier. Sánchez consideró que basarse en las encuestas para hacer lecturas es faltar al respeto a las personas, y advirtió que «cuando hay una sobrerreacción a las encuestas nos perdemos un poquito».

La candidata democristiana, Carolina Goic, también llamó a no dejarse influenciar y engañar por las encuestas, ya que “las elecciones están abiertas”. En el partido de Goic continúan las dudas sobre la división con respecto a futuros apoyos a los candidatos en una segunda vuelta, y también fue noticia la reciente acusación de Piñera sobre casos de favoritismo a la hora de acceder a cargos públicos de familiares cercanos de Goic.

Un días después de los exabruptos, el ex mandatario se mostró arrepentido de esas frases en su intervención en CNN Chile. Esas denuncias obligaron a la candidata y su entorno a salir a defender las trayectorias profesionales de sus familiares.

Chile podría vivir un ‘déjà-vu’ si Piñera, 67 años, confirma su ventaja en los sondeos (34,5%) ya que como en su primer mandato (2010-2014) sería la socialista Bachelet quien le entregue el poder. Y Chile se sumaría a Argentina, Perú y Brasil, gobernados por presidentes de centroderecha.

«Vamos a transformar a Chile en ocho años en un país desarrollado», dijo el magnate -dueño de una fortuna de 2.700 millones de dólares, según la revista Forbes- en la presentación de su programa de gobierno y encandilar a un sector empresarial y a unos mercados que anhelan su victoria, tras cuatro años de cambios impulsados por la presidenta socialista.

Si en el discurso de Piñera la palabra clave es «desarrollo», para su principal rival, el periodista y senador Alejandro Guillier, independiente, el objetivo es defender las reformas del gobierno de la Nueva Mayoría, de centroizquierda, de Bachelet. Con un 15,4% de intención de voto, Guillier, 64 años, sabe que sus chances están en una posible segunda vuelta, prevista para el 17 de diciembre.

«Vamos a ir a la primera vuelta como una especie de primarias del mundo progresista, pero yo creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos vamos a concurrir a reagruparnos para la segunda vuelta y ahí vamos a entrar a una clara competencia con la derecha», dijo el otrora rostro televisivo, en una entrevista con la AFP.

A diferencia de las ocurrencias (algunas tachadas de mal gusto) de Piñera, el periodista apostó durante la campaña por un discurso calmo, sin grandes estridencias, que en los últimos días empezó a defender el legado reformista de la presidenta.

Para ganar la presidencia en primera vuelta se necesita el 50% de los votos, en un país donde el voto es voluntario y los analistas calculan que la abstención rondará el 60% de los 14,3 millones de chilenos con derecho al sufragio.

Asimismo, los chilenos elegirán 155 nuevos diputados y la mitad del Senado, en unos comicios en que debutará el nuevo sistema electoral proporcional.

Bachelet llevó a cabo un ambicioso plan de reformas, entre ellas la educativa, que instaló un sistema progresivo de gratuidad en la educación superior. Aprobó la unión civil, que beneficia a las parejas homosexuales, y el aborto terapéutico.

El presidente que llegue el próximo 11 de marzo a La Moneda recibirá un país con una economía en alza, impulsada por la subida de los precios del cobre -tras años de caídas- que llevó al principal productor mundial del metal rojo a un crecimiento medio del 1,8% en los años de mandato de Bachelet.

La economía y el caso de corrupción que involucró a su hijo y nuera a principios de su segundo mandato aniquiló la popularidad de la presidenta, la última representante de una época dorada para las mujeres en el poder en América Latina.

«Si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí», dijo esta semana Kast, crítico de la ley del aborto aprobado recientemente y dueño de un discurso duro contra la migración.

Casi tres décadas del fin de la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), responsable de unos 3.200 asesinatos y decenas de miles de torturas, el discurso de Kast se alinea con un sector de la sociedad de gran poder económico que reivindica que el dictador derrocara al socialista Salvador Allende e instaurara un sistema económico neoliberal que se mantiene casi intacto.