Piedad Córdoba fue una de las dirigentes internacionales que en mayo pasado acompañaron al presidente venezolano Nicolás Maduro cuando anunció la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Para la exsenadora y precandidata presidencial, Colombia necesita pasar por un proceso similar, y sería uno de los ejes de un eventual gobierno si llegara a ganar las elecciones de 2018. 

«Yo creo que en Colombia es necesaria una Asamblea Nacional Constituyente, para ponerles límites a los poderes que tienen el control y los privilegios en Colombia», asegura la dirigente en una charla con periodistas antes de dar una conferencia en el Centro Cultural de la Cooperación, en Buenos Aires. 

«La Constituyente tiene que ser realmente institucional, porque la corrupción es sistémica», agrega y reconoce la dificultad de iniciar un proceso semejante por la oposición que generaría «de los poderes que no la van a permitir porque saben que eso puede, en gran medida, dejarlos por fuera del dominio que han tenido en el país por tantos años». 

Córdoba dice que el proceso venezolano debe ser respetado y que son los venezolanos quienes deben resolver sus problemas, contra cualquier imposición extranjera. «Soy una persona cuyo valor principal es la lealtad y la gratitud», dice para fundamentar su posición: «Yo no puedo dejar de reconocer lo que Venezuela ha hecho por Colombia durante muchísimo tiempo. Cuando llegaron 5 millones de colombianos a Venezuela nunca nadie preguntó adónde había que poner un campamento en la frontera o cómo había que devolver a los colombianos. Sino que los recibieron como un país hermano que reconocía que en Colombia había una guerra. Y nadie pidió tumbar a los gobiernos de Colombia porque había una guerra, durante 53 años», recuerda. También dice que «todo que el proceso de paz que hoy se está disputando, lo que las FARC presentaron, en gran medida se lo debe a ese país hermano, no solamente en recursos humanos sino en haber puesto toda una política de relaciones exteriores al servicio de que las FARC entraran en el sendero de la firma de los acuerdos», dice y recuerda las gestiones del presidente Hugo Chávez y su entonces canciller Maduro.

Por otro lado, afirma que «tiene que ser uno supremamente terco para no darse cuenta de cuáles son los intereses que hay detrás de la desestabilización de Venezuela. Porque no creo que los que nunca han luchado por los Derechos Humanos, de la noche a la mañana se vuelvan los grandes defensores, cuando jamás dijeron nada sobre las masacres en Colombia, jamás dijeron nada por las desapariciones. Yo jamás escuché a nadie que gritara porque a mí me habían inhabilitado por 32 años. Creo además que para una persona que tenga los mínimos rudimentos de economía, de sociología, de política, es absolutamente claro que detrás de esto está el imperialismo.» «