Puede sonar a desafío, pero esta tanda de privatizaciones de empresas públicas que anunció el presidente Jair Bolsonaro comenzará por el correo, la mayor compañía de logística de América Latina. Es que en junio pasado, el mandatario brasileño echó de un modo casi humillante al presidente de Correios, el general Juarez Aparecido de Paula Cunha porque «se comportó como un sindicalista» en lugar de defender las políticas neoliberales que bajan desde Brasilia.

Con una carrera militar de 50 años, Paula Cunha había sido nombrado en el cargo cuando asumió Bolsonaro, como parte del apoyo que el excapitán buscó entre sus ex colegas de armas.

Pero se ve que el general –con cursos de estrategia en Brasil pero también en EE UU y las Naciones Unidas– no entendió o no quiso entender el mensaje que bajó desde el Ministerio de Economía, a cargo del discípulo de la Escuela Chicago Paulo Guedes.

Es así que en una audiencia en la Cámara de Diputados el 14 de junio pasado, el militar criticó la privatización de la empresa que había anunciado el jefe de Estado. Lo más grave, para Bolsonaro, es que se sacó fotos con parlamentarios del PT y del PSOL, los más fervientes opositores al plan neoliberal de la nueva gestión. En su reemplazo nombró a otro militar, FlorianoPeixoto Neto, como para calmar las aguas dentro de los cuarteles.

La ola privatista que se enunció esta semana incluye a los puertos del país, entre ellos el principal de la región, el de Santos, por donde sale la producción de San Pablo y alrededores. Pero también la Casa de la Moneda, la administración de cárceles federales y parques nacionales, parte del paquete accionario de Eletrobras, lo que disparó las acciones de Petrobras, porque se supone que luego vendría la enajenación de la petrolera estatal.

La Empresa Brasileira de Correios y Telégrafos (ECT), más conocida como Correios, es una suerte de joya de la abuela de perfil medio, con unas 12 mil oficinas diseminadas en todo el país y más de 100 mil empleados, facturó en el último ejercicio unos 4500 millones de dólares.

Forma parte de esta andanada de 17 empresas estatales que ahora salen a la venta. Las autoridades sostienen que de ese modo recaudarán unos 175 mil millones de dólares. Pero la megaoperación todavía necesita la aprobación del Congreso y del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), que debería confirmar la necesidad y la oportunidad de esa venta.

Entre la oferta presentada el miércoles figura Telebras, que administra redes de fibra óptica para conexiones de Internet y satelitales. La compañía de comunicación EBC, un centro de investigación avanzada en tecnología electrónica, el Servicio Federal de Procesamiento de Datos y la Empresa de Información y Tecnología de la Seguridad Social.

En los 90 muchas empresas públicas creadas desde tiempos de Getulio Vargas –años ’40 y ’50– pasaron a manos privadas, pero aún quedan unas 420. Según Bolsonaro, «vamos a retirarle trabas a la vida de ustedes, los empresarios. Yo cambié con los años: era estatizante en una época, pero yo admito que no sé de economía; los que decían que sabían hundieron a Brasil».