El plebiscito fue impulsado por el gobernador Ricardo Rosselló Nevares, con la intención de definir el futuro político de Puerto Rico, con tres opciones: si la isla debía declarar la independencia, mantener el statu quo o convertirse en el estado 51 de la nación norteamericana. Y si bien la consulta estuvo marcada por la abstención como consecuencia del boicot de los partidos Independentista Puertorriqueño y Popular Democrático, que consideraron que era «una farsa», los que sí fueron a sufragar eligieron la posibilidad de la anexión.

Más de 97% de quienes se pronunciaron a favor de que el archipiélago modifique su estatus y se convierta en un estado más de EEUU, pero la consulta no fue vinculante y no contó con el aval de Washington. Con 94% de los votos escrutados, un 97,18% se pronunció a favor de la anexión; 1,5% prefirió la independencia, y 1,32% se inclinó por mantener el actual estatus de estado libre asociado a Estados Unidos, que data de 1898.

Al conocerse los resultados, Rosselló insistió que la anexión plena es la solución para combatir la crisis financiera que hace una década se está agravando y que llevó al gobierno a declararse en bancarrota. Según el gobernador, este triunfo abre la puerta para «exigir y reclamar a Estados Unidos el fin de la indigna relación colonial» con ese país. «Lucharemos en Washington y en el mundo entero», dijo Rosselló, aunque la consulta popular no contó con el aval de Estados Unidos.

La oposición, por su parte, criticó al gobierno que gastó US$ 7,5 millones en el referéndum luego de haber cerrado 163 escuelas públicas con el propósito de ahorrar recursos. De hecho, el resultado de la consulta no tiene ningún efecto inmediato, dado que cualquier modificación de la relación debe ser aprobada por el Congreso estadounidense.

En ese sentido, medio millar de personas protestaron frente a la sede del organismo electoral en San Juan de Puerto Rico y quemaron banderas estadounidenses, luego de conocerse el resultado del referéndum. Al grito de «fuego, fuego, los yanquis quieren fuego», los manifestantes protestaron en repudio al «centenario de la imposición de la ciudadanía norteamericana» a los puertorriqueños y a los 118 años de «dominación colonial».

El plebiscito de este domingo fue el quinto en la historia de la isla. Los otros fueron en 1967, 1993, 1998 y 2012 con el mismo objetivo: definir su relación con Estados Unidos, que la invadió en 1898.