Dice el Instituto Interamericano para la Democracia (IID en inglés) que su misión es “propagar los valores de la libertad, la democracia y el institucionalismo en las Américas”, pero el historial de sus miembros y el marco teórico con el que se referencia lo alejan bastante de esa idea.

Este think-tank con sede en Miami está liderado exclusivamente por hombres y mujeres de extracción latina, la mayoría exiliados y radicados en los Estados Unidos. Todos representantes de la derecha más conservadora, que ha servido de sostén a las luchas apuntaladas desde el norte contra toda expresión popular, progresista o de izquierda en la región, apoyando incluso, con acciones intelectuales y políticas, golpes como el ocurrido en Bolivia contra Evo Morales.

El expresidente Mauricio Macri fue uno de los expositores de un evento que organizó hoy el IID en un suntuoso hotel de la península de Florida, y que llevó por ambicioso título “Defensa de la Democracia en las Américas”. Macri habló del daño del “populismo” y calificó la gestión sanitaria del gobierno de Alberto Fernández como una “ineptitud absoluta”, entre otras declaraciones.

El IID fue creado hace casi 13 años. Su actual presidente es un cubano disidente radicado en Miami, ciudad que gobernó como alcalde entre 2009 y 2017. Es director de Radio y Televisión Martí, un medio que difunde las expresiones anticastristas y antichavistas de la derecha representada, entre otros, por el senador republicano Marco Rubio. “Esta no es una institución de progres”, aclaró el año pasado, cuando asumió, a la vez que aseguró que su mandato procuraría potenciar los lazos políticos con Washington, básicamente la razón de ser de organizaciones como esta.

Una de las mayores espadas del IID es el director ejecutivo, el boliviano Carlos Sánchez Berzaín, exministro de Gonzalo Sánchez de Losada y asilado en los Estados Unidos. El año pasado, en pleno gobierno de facto de Jeanine Añez, aseguraba que en su país había una “transición hacia la democracia”, aunque “frágil” y que Argentina y México están «alineados con los regímenes dictatoriales», en referencia a Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El perfil de Sánchez Berzaín en la web dice que “ha patrocinado en Bolivia causas históricas en materia de defensa de las libertades fundamentales y del control de constitucionalidad”. Sin embargo, es mencionado en el libro “Bolivia y las implicaciones geopolíticas del golpe de Estado”, que editó Clacso y que puede descargarse gratuitamente (https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2344&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1508&orden) como parte del entramado de relaciones con la derecha golpista boliviana que construyó la salida forzada de Evo Morales e instauró el régimen de Áñez.

Berzaín fue autor de textos que buscaban justificar la intervención contra Evo, como la columna titulada “La confrontación en Bolivia es: narcotráfico contra la democracia”, colocando, claro está, a Morales en el lugar del narcotraficante. En el evento de hoy participó también como forista el boliviano Douglas Farah, en la mesa Democracia y dictaduras de crimen organizado. El libro de Clacso lo menciona como autor del informe “Bolivia: Socio silencioso en la empresa criminal conjunta bolivariana. Evo Morales, el MAS y la inestabilidad regional”, confeccionado en 2019 desde su rol de consultor del gobierno de los Estados Unidos.

“Los procesos de desestabilización no ocurren en un omento concreto sino que permanentemente hay este tipo de encuentros, formación de líderes, acciones presentes en estas redes de poder, ellos siguen haciendo acciones todo el tiempo y tienen financiamiento”, explica la politóloga Silvina Romano, una de las compiladoras del libro citado.

“Estas llamadas organizaciones de la sociedad civil son un invento para deslegitimar la acción de la política y del Estado, para hacer todo un mecanismo de denuncias y controles desde lugares que no tienen ninguna legitimidad popular”, advierte el analista internacional Marcelo Brignone. “Para eso se destinan millones todos los años a través de dos organismos, la NED (Fundación Nacional para la Democracia) y el USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), que son los que financian este tipo de organizaciones”.

USAID es uno de los organismos del Departamento de Estado que financió con entusiastas millones de dólares a los intentos frustrados de ganar el poder del autoproclamado Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.

Como buena usina de pensamiento, el IID se encarga de desarrollar todo tipo de material que aporte a la construcción de su ideario antipopular. Promueve la confección de informes, la publicación de artículos y hasta tiene una editorial propia. Como dato curioso, en la versión en inglés del portal aparecen títulos dedicados al análisis político de la Argentina, en línea directa con el lawfare, como el libro “El pacto: la historia del pacto Kirchner-Verbistky para subyugar el sistema judicial”, firmado por varios autores.

En el foro de hoy participaron también los presidentes de Chile, Sebastián Piñera, y Colombia, Iván Duque en la mesa “Acciones para la defensa de la Democracia”. Curiosamente, el primero está cursando su último año de gobierno con una aceptación del 6%, entre otras cosas por haber reprimido las manifestaciones por la democratización de la educación, la salud y la Constitución en su país. Para la izquierda colombiana, que Duque haya disertado en un panel semejante cuando en su país los grupos especiales ya causaron más de 20 muertos en la represión de las protestas contra el impuestazo, es “un mal chiste”.

Otro de los invitados a disertar hoy fue el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, también señalado por haber negado –y defendido- el golpe contra Evo Morales, además de conducir cualquier movimiento destinado a coartar o erradicar cualquier expresión popular o de izquierda en la región.