La Cámara de los Comunes británica aprobó este sábado demorar su decisión final sobre si apoya el acuerdo de Brexit con la Unión Europea (UE), lo cual complica enormemente los planes del primer ministro Boris Johnson de sacar al Reino Unido del bloque a fin de mes.

En una sesión destinada a ratificar el acuerdo, los diputados, en cambio, aprobaron una enmienda por 322 votos contra 306 que aplaza la votación definitiva hasta que se sancione la necesaria ley de implementación, algo que podría llevar varios días.

La enmienda busca evitar que el Reino Unido salga de la UE sin acuerdo en la fecha prevista del 31 de octubre.

Pero esto significa que Johnson deberá pedir ahora una prórroga a la UE para la salida del Reino Unido del bloque, porque el Parlamento ya había aprobado una ley que lo obligaba a hacerlo si los diputados no aprobaban el acuerdo en la sesión de hoy.

Desafiante, el conservador Johnson dijo que no se sentía vencido por la votación, que sigue determinado a concretar el Brexit a fin de mes y que su gobierno presentará al Parlamento el lunes próximo el proyecto de la ley de implementación.

El premier dio a entender que cumplirá con la ley y solicitará la extensión de tres meses que esta exige, pero volvió a expresar su rechazo a la prórroga.

“No negociaré una prórroga con la UE y tampoco la ley me obliga a hacerlo”, señaló. “Diré a nuestros amigos y colegas de la UE exactamente lo que he dicho a todos en los 88 días en los que he servido como primer ministro: una mayor demora sería mala para este país, mala para la Unión Europea y mala para la democracia”, agregó.

Legisladores opositores le advirtieron que si no pide la extensión enfrentará consecuencias legales.

“Cualquier negativa de un primer ministro que se piense por encima de la ley…bueno, primer ministro, tendrá que comparecer ante un tribunal”, dijo el líder de la bancada del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Ian Blackford.

La sesión del sábado en el Parlamento era la primera un sábado desde la Guerra de las Malvinas, en 1982, y apenas la tercera un fin de semana desde 1939.

Los diarios la habían bautizado como “Súper Sábado”, y se esperaba que pusiera fin a una saga de tres años y medio de idas y vueltas por el Brexit desde que los británicos votaron, por estrecho margen, irse de la UE en un referendo en 2016.

Al abrir el debate, Johnson urgió a los diputados a respaldar el acuerdo que alcanzó con los líderes de los otros 27 países de la UE el jueves pasado y dijo que esto permitiría finalmente dejar atrás las divisiones abiertas en la sociedad por el Brexit.

“Es ahora el momento que esta gran Cámara de los Comunes se una, y creo que la gente en casa tiene esperanza y espera que apoye el acuerdo”, señaló el líder conservador al abrir la sesión, citado por BBC.

La votación del acuerdo se preveía ajustada porque los conservadores no tienen mayoría en el Parlamento y porque el acuerdo es rechazado por agrupaciones aliadas del partido de Johnson y por todas las de la oposición.

Pero las cosas comenzaron a ponerse aún más difíciles cuando el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, accedió a que los diputados votaran primero la enmienda para demorar su decisión final.

La enmienda también daría oportunidad a la Cámara de los Comunes de discutir -y posiblemente modificar- los términos del divorcio cuando se vote la legislación.

Johnson calificó cualquier eventual extensión de “sin sentido, cara y profundamente corrosiva para la confianza pública”, y advirtió que no podía garantizar que la UE apruebe o no la prórroga. “Hay poco apetito entre nuestros amigos de la UE de que se prolongue este asunto un día más. Ya han tenido tres años y medio de este debate”, señaló.

Johnson ha advertido hasta ahora que sacará al Reino Unido de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo, pese a que el propio gobierno estima que la falta de un pacto ocasionará graves perjuicios económicos a ambas partes.

Un acuerdo alcanzado entre el anterior gobierno británico de la primera ministra Theresa May y la UE fue rechazado tres veces por el Parlamento británico.

Johnson esperaba tener éxito allí donde había fracasado su antecesora conservadora, pero sus esperanzas comenzaron a hacer agua cuando sus aliados del noirlandés Partido Unionista Democráticao (DUP), dijeron que no iban a votar a favor del acuerdo.

Ese pacto de May cayó por oposición a una cláusula que dejaba al Reino Unido dentro de la unión aduanera europea para evitar controles en la frontera entre Irlanda del Norte, que es parte del Reino Unido, e Irlanda, un país de la UE, tras el Brexit.

El nuevo acuerdo elimina esa cláusula, y aunque establece que todo el Reino Unido saldrá de la unión aduanera europea, también contempla controles a productos que ingresen a Irlanda del Norte desde Gran Bretaña con destino hacia Irlanda.

El DUP dice que esto somete a Irlanda del Norte a un régimen comercial y aduanero diferente al del resto del Reino Unido y que es inaceptable.