El exministro de Economía del expresidente Horacio Cartés, Santiago Peña, será el nuevo inquilino del Palacio de López tras un comicio en el que el partido Colorado le sacó 15 puntos de ventaja a su más inmediato contendiente, Efraín Alegre, de la Concertación Nacional para un nuevo Paraguay, una alianza de centro izquierda que tiene entre sus filas a integrantes del tradicional Partido Liberal y del Frente Guasú, del derrocado presidente y actual senador Fernando Lugo.

El comicio corroboró lo que las encuestas venían anunciando: que la ultraderecha tiene un caudal de votos importante y es un espacio llamado a hacer todavía más ruido en la nueva gestión presidencial, y que el factor “brisugayos” tiene un peso que apunta a ser determinante en la realidad del país. El violento e impredecible Paraguayo Antonio Cubas Colomés (Payo Cubas en las boletas y entre casa) obtuvo el 23% de los sufragios y sumó unas 690.000 voluntades.

En cuarto lugar quedaron los votos en blanco, que junto con los algo más de 13.000 nulos, sumaron 81.000 y representan el 1,7 % de los 4.782.940 ciudadanos paraguayos habilitados para ejercer su derecho cívico. Muy lejos de la discusión, como ya auguraban también los sondeos previos, quedó el exarquero José Luis Chilavert, opacado por Cubas, ya que eran en alguna medida competidores en el espacio nacionalista derechoso. El exguardameta de Vélez Sarsfield y del seleccionado paraguayo -tentado por Patricia Bullrich para postularse a intendente de La Matanza por el PRO- recibió cerca de 25.000 adhesiones, lo que implica 0,80 % de apoyos, y quedó en quinto lugar, detrás del excanciller Euclides Acevedo, del Movimiento Nueva República, y superó los 41.000 votos y el 1,36 % del total computado.

El resultado implica el mantenimiento del partido que hegemoniza la política paraguaya desde 1947, salvo el período en el que el exobispo Fernando Lugo pudo romper que esa tradición, que incluye la feroz dictadura del general Alfredo Stroessner, entre 1954 y 1989. Lugo fue la otra pata de la mesa progresista que gobernó en el Mercosur y consolidó la Unasur en la primera década de este siglo, pero fue destituido en un golpe parlamentario en 2012, tras cuatro años de mandato, en un adelanto de una movida calcada contra Dilma Rousseff en Brasil en 2016.

¿Los de siempre?

Las encuestas hacían pensar en un final cabeza a cabeza entre Alegre y Peña. El Paraguay que se construyó durante el coloradismo y que Cartés, amigo de Mauricio Macri y socio en algunos de sus negocios, muestra datos de crecimiento económico y un boom de inversiones foráneas que los medios de derecha de la región aplauden a cuatro manos, obviando que al mismo tiempo aumenta la desigualdad a niveles insostenibles.

En 2018, el actual presidente, obtuvo el mismo porcentaje de votos que ahora su “pollo”, 46,42%, con 1.206.067 votos, mientras que Alegre esa vez llegó al 43, 04% y 1.115.464 voluntades. La foto de este domingo muestra que el progresismo perdió caso 290.000 sufragios, unos 16 puntos porcentuales. Podría decirse sin temor a equivocarse, que esos votos fueron para Cubas, que aquella vez no compitió pero en estos años se mostró asiduamente precisamente ante parte de aquel electorado. Pero incluso ahora «mordió» en el oficialismo y en nuevos votantes, ya que en la práctica apenas creció (80.000 votos más), cuando en esta ocasión 523.000 ciudadanos se sumaron al padrón e incluso hubo un 2% más de asistencia (63,22% contra 61,40% en 2018).

Cubas, un espécimen político comparable a nuestro Javier Milei por la violencia de su discurso y sus actitudes misóginas y provocativas a todo nivel, hizo eje en un nacionalismo si se quiere elemental, pero puso el ojo en las tropelías que emergen del poder y la influencia en las zonas fronterizas de los capitales “brasiguayos”, agricultores y empresarios de origen brasileño que desplazan a los campesinos locales para las explotaciones de soja, fundamentalmente.


Es así que no solo propuso crear impuestos a la renta de actividades agropecuarias y un gravamen a la exportación, sino que -por poner un ejemplo- siendo senador, en noviembre de 2018 acompañó demandas de campesinos de Tembiaporã, Departamento de Caaguazú, contra productores brasiguayos de Guahory y Pindo’i,

Había sido elegido senador poco antes por el Movimiento Cruzada Nacional. Un año después fue expulsado por «conductas polémicas» tras denunciar corrupción en el sistema político. Las hizo todas: desde arrojar agua a un senador rival en el Congreso a haber golpeado a un juez en el marco de una causa en la que defendía, como abogado, a campesinos. Esa vez incluso los medios reflejaron que defecó en el despacho de Su Señoría.

Años antes

En 2008, Lugo pudo encabezar un gran movimiento progresista encaramado en las luchas campesinas de la zona de San Pedro, de donde era obispo. Los “brasiguayos” fueron un factor clave en la caída del religioso como ahora lo fueron ahora lo fueron para recomendar que no se vote a Cubas

Corría el mes de junio de 2012 y los medios alertaban sobre tomas de tierras de campesinos amparados por el gobierno de Lugo, la llamada Liga de los Carperos. “Firmeza contra los invasores”, reclamaba el conservador ABC Color a Federico Franco, el vice que asumió tras el derrocamiento de Lugo.

Por si no se recuerda, la Cámara baja sometió a Lugo a un juicio político express luego de una matanza en un campo en Curuguaty, departamento de Canindeyú, donde la policía fue a reprimir una toma y quedó un saldo de 17 muertos, entre ellos seis uniformados y 11 chacareros. El Congreso, totalmente torcido a la derecha, había rechazado el ingreso de Venezuela al Mercosur y ahora estaba en condiciones de dar otro golpe en el corazón de la organización regional.

Foto: Agencia AFP

En dos días el presidente fue expulsado como máximo responsable político de la masacre y su sucesor recibió el apoyo de los «brasiguayos», representados entonces por el empresario Aurio Fighetto, quien luego de esa trapisonda institucional viajó a Brasilia para pedirle a Dilma Rousseff que comprendiera la situación en Paraguay y no apoyara sanciones contra las nuevas autoridades. Cosa que no fue aceptada y de hecho el país fue suspendido hasta la celebración de nuevas elecciones por haber violado normas democráticas aceptadas pro las nacicones miembro.

Cubas, con un porte desencajado y actitudes reñidas con la civilización occidental y cristiana, recibió votos que hace cinco años iban hacia otro sector. Podrá discutirse si lo representa cabalmente, lo que no se puede desconocer es que quienes lo encumbraron este domingo no encontraron otro canal más que seguirlo o votar en blanco. Pero no a la Concertación armada en torno a Lugo.