El propio Lula, detenido en Curitiba, mandó una carta a la convención del PT en San Pablo, en la que advirtió que «hoy la democracia está amenazada. Tenemos una elección con las cartas marcadas que excluye a quien encabeza los sondeos. Quieren inventar una democracia sin pueblo».
La candidatura de Lula «es la acción de máxima confrontación con este sistema podrido», proclamó la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, después de que unos 2000 delegados aprobaran a mano alzada la designación de su líder histórico, favorito en los sondeos con cerca de 30% de las intenciones de voto pese a su complicada situación judicial.
«¡Vamos a seguir nuestra marcha, vamos a sacar a Lula de la cárcel!», prometió la senadora.
Lula, detenido desde abril, fue condenado en un cuestionado juicio como beneficiario de un apartamento en el litoral paulista ofrecido por la constructora OAS a cambio de facilidades para obtener contratos en Petrobras. Un tribunal de apelaciones confirmó su culpabilidad, lo cual debería inhabilitarlo para competir en una elección, en virtud de la «Ley de Ficha Limpia» promulgada por él mismo en el último año de su mandato.
Las fórmulas presidenciales deben presentarse ante la justicia el próximo 15 de agosto. En ese momento se sabrá si Lula puede ser candidato o es impedido de serlo por el Tribunal Supremo Electoral. En caso de ser inhabilitado, en el PT se maneja la posibilidad de postular a Fernando Haddad, exalcalde San Pablo y exministro de educación de Lula.
Incluso, Federico Montero, dirigente de CONADU presente en la convención, confió a Tiempo que los dirigentes del partido consultan a los argentinos sobre los detalles de la elección de 1973, caracterizada por la fórmula “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, cuando el expresidente no pudo presentarse por estar proscripto. En ese caso, confiarían la presidencia a Haddad para que este indulte a Lula, algo que no haría ningún otro presidenciable con posibilidades.
Otros dos candidatos fuertes se lanzaron ayer al ruedo para los comicios del 7 de octubre, con una eventual segunda vuelta el 28: el exgobernador de San Pablo Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB, centro-derecha); y la ecologista Marina Silva, de Rede Sustentabilidade. Alckmin, de 65 años, fue recibido en el Centro Internacional de Convenciones de Brasilia por un millar de personas al son de tambores y al grito «Brasil de frente, Geraldo presidente». Entre los participantes en la convención figuraba el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
Marina Silva, de 60 años, se presentó ante la convención de Rede, en Brasilia, como la candidata capaz de superar la polarización. «Frente al odio, la unión», preconizó la exministra de Medio Ambiente de Lula, tercera colocada en las elecciones de 2010 y 2014. «