Comenzarán hoy las sesiones del XX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), el máximo órgano del partido que gobierna el país más poblado y una de las dos mayores economías del mundo. Los 2296 delegados tendrán la función de presentar las revisiones que vienen haciendo de los últimos cinco años, desde el último congreso, y las decisiones tomadas para el próximo quinquenio, desde 2023 hasta el 2028.

El congreso también elegirá al nuevo Comité Central, el nuevo Buró Político y el nuevo secretario general del partido. Casi no hay dudas de que en este cargo será reelegido Xi Jinping. No sería aún reelegido presidente, porque esa elección corresponde a otro órgano y será en marzo próximo, pero su confirmación como secretario general del PCCh marca un rumbo inefable hacia un tercer período presidencial, habilitado por una reforma constitucional de 2018.

Lo que pasó de 2017 a esta parte en China no compete sólo a ese país, desde que se convirtió en uno de los poderes de mayor gravitación en el escenario internacional. Asimismo, es posible que China tenga aún más influencia en lo que pasará en los próximos años en todo el planeta de la que ha tenido hasta ahora.

En el último quinquenio hubo conmociones estructurales que afectaron al país, como la pandemia del Covid 19 y el reposicionamiento de la política exterior de EE UU para enfrentarlo tanto frontalmente, como de modo indirecto al empujar a la OTAN contra Rusia. El Congreso tendrá en cuenta que esa confrontación se juega en el escenario comercial y en el militar (con la formación de sociedades como el AUKUS —con el Reino Unido y Australia— y el énfasis en construir el Océano Pacífico como un escenario de conflicto, ya sea enfocado en islas en la parte meridional del mar de China, como en el picante tema de Taiwán). EE UU también hizo fuertes apuestas para construir como conflictivas las regiones chinas de Hong Kong y Xingjiang, desató una guerra tecnológica (el 5G, los chips), y en los últimos dos años se ensañó contra la presencia de China en América Latina y otras zonas.

El XX Congreso admitirá que esta embestida socavó con potencia el impulso chino a la creación de una “Comunidad de Destino Compartido”, que ha sido la aspiración mayor de expansión del “Sueño Chino” para el mundo. Ante ello, los delegados considerarán como importantes logros la propuestas del presidente Xi Jinping de la Iniciativa de Desarrollo Global, formulada ante la Asamblea General de la ONU, convocando a todas las naciones a “revitalizar la economía y buscar un desarrollo global más robusto, ecológico y equilibrado”, así como de la Iniciativa de Seguridad Global, hecha este año en favor de una seguridad común amplia, cooperativa y sostenible, respetando “la soberanía y la integridad territorial de todos los países y no interferir en sus asuntos internos”.

También se evaluará positivamente la cooperación internacional que ofreció China a los demás países en la lucha contra la pandemia y se seguirá impulsando la Iniciativa de la Franja y la Ruta y apoyando iniciativas multilaterales, entre las cuales, nos tocan directamente la CELAC + China, y más aún, los BRICS ampliados con nuestro país.

En lo que hace a Argentina, de las evaluaciones y prospecciones del XX Congreso se derivará la insistencia en avanzar con los proyectos ya firmados, e incluso empezados, y con otras de iniciativas acordadas en febrero, cuando el presidente Alberto Fernández visitó China, y luego quedaron flotando en la crisis de nuestro país.

En cuanto a la realidad interior de China, el Congreso puede pensarse como el de un país que se mira al espejo y se conmueve al verse libre de indigentes. El logro fue conseguido a fines del 2020, en plena pandemia. No fue noticia en los medios de Occidente, pero China es plenamente consciente de haber conseguido un hito para la Humanidad. Nunca un país muy grande careció de indigentes en la historia. Es el país más poblado que jamás existió, con 1400 millones de almas. La reafirmación absoluta de un socialismo con peculiaridades chinas gobernado por el PCCh, tendrá el fin de la pobreza extrema como una plataforma prácticamente imposible de discutir.

Se mantendrán firmes los objetivos de seguir mejorando las condiciones de vida de la población, lo que demandará un ajuste en el modelo de desarrollo (Xi Jinping habla de la necesidad de un modelo más equilibrado, porque si bien la indigencia fue superada, la desigualdad es enorme), y por otro lado requerirá que se aseguren factores estratégicos para proteger al país de las consecuencias de las convulsiones globales. En la semana que durará el Congreso, se planteará la no dependencia del exterior para la alimentación de la población, el desarrollo tecnológico, las cadenas de suministro, y la defensa militar en caso de qué alguna chispa encienda el fuego.  «