En barrios como Las Mercedes y Altamira, los más coquetos de Caracas, la escena llama la atención. Las empleadas domésticas que trabajan en los edificios esperan en la puerta, del lado de adentro, que alguien entre o salga para abrirles y ellas poder volver a sus casas. Cuando uno consulta por qué sucede eso, la respuesta deja en evidencia la diferencia que hay aquí entre las clases sociales: los patrones no bajan a abrirles porque no las consideran importantes.

En Venezuela hay un debate profundo que tiene raíces históricas y que el chavismo puso en escena: es este componente bien marcado de clase. Los más vulnerados acompañan al chavismo y a Maduro. Las contradicciones y discusiones que hay no alteran esas lealtades profundas.

El chavismo cuenta con ese apoyo porque le dio voz, referencia e identidad a un sector social mayoritario que durante siglos estuvo invisibilizado.

En cualquier lugar del mundo un proceso político que gana las elecciones logra respaldo y legitimidad para poder avanzar. Aquí, además de ganar este domingo las elecciones, el oficialismo necesita ensanchar su espalda para desarmar el plan conspirador que Estados Unidos y sus aliados ponen en marcha para desestabilizarlo.

Por eso, el lunes empezará una pelea tal vez más importante que la de los comicios de este domingo. Con la victoria –y la legitimidad obtenida– Maduro y su equipo deberán avanzar con medidas económicas que les permitan salir de la situación delicada en la que está el país. El embargo ha causado grandes dolores.

Hoy, en la oposición hay una crisis muy fuerte: fracasaron en su política destituyente y un sector llama a la abstención, mientras que el otro aceptó el convite electoral.

En este sentido, se dan dos peleas en simultáneo. Por un lado, que el chavismo pueda imponerse en las elecciones (algo que oficialistas y opositores dan por descontado) y por el otro, qué tipo de oposición emergerá en Venezuela a partir de ahora.

Las opciones son variadas. Podría existir desde el lunes una oposición como la actual, en crisis, o una que acepte las reglas del juego y que empiece a pensar en la superación del chavismo desde la perspectiva democrática.

Henry Falcon puede ser un emergente de eso y hoy el interrogante es qué hace si pierde: ¿reconocerá la derrota o dirá que hubo fraude, como cada vez que la oposición fue derrotada? 

En el camino que él tome estará la pista sobre qué oposición se perfila en Venezuela.

Mientras tanto, Maduro intentará que los sectores populares tengan una calidad de vida mejor, superar las dificultades y así seguir defendiendo el proyecto que plantó aquí Hugo Chávez. 

*Veedor internacional de las elecciones en Venezuela