El próximo 8 de junio se realizarán las elecciones anticipadas en el Reino Unido. ¿Habrá sorpresa? Hasta hace pocos días todos los pronósticos le daban una clara ventaja al Partido Conservador de la primer ministro Theresa May, pero las últimas mediciones marcan un crecimiento del candidato laborista Jeremy Corbin, que achicó vertiginosamente la diferencia de 20 puntos que tenían los candidatos del gobierno.

A mediados de abril el gobierno británico convoco a estas elecciones anticipadas tras una crisis dentro del Partido Conservador, creyendo May que saldría fortalecida de esta elección, tanto en su partido como en el Parlamento. Pero todo se complicó. La clave de este crecimiento de los laboristas fue el audaz programa presentado, para aplicar en caso de ganar las elecciones: nacionalización del sector energético, los trenes y el agua, una masiva inversión en salud, educación y vivienda, costeada por fuertes impuestos al sector financiero y un combate a la elusión y evasión cargando contra los paraísos fiscales. Los conservadores prometen más de lo mismo: ajuste y austeridad.

La consigna de Corbin fue “Volver a las fuentes”, un llamado a rescatar los principios fundacionales del laborismo inglés, que fueron creadores del Estado de Bienestar, y que permitieron que se instituyeran y disfrutaran una gran cantidad de derechos y beneficios para los sectores populares, y la creación de un estado fuerte y presente. Incluso tuvieron una gran influencia en los ideales del primer peronismo. Estos principios fueron abandonados por los primeros ministros Tony Blair y Gordon Brown, que hicieron que los trabajadores y el pueblo retrocedieran en sus condiciones de vida y se alejaran del partido.

El ”fenómeno Corbin”, un outsider del partido, proveniente del sector sindical, promotor del dialogo con Argentina por las islas Malvinas, defensor de posiciones de izquierda y seguidor de los procesos populares en América Latina, coincide con otras expresiones políticas en Europa como Podemos en España, Syriza de Grecia, Melenchon en Francia, la izquierda vasca y con el crecimiento de Bernie Sanders en EE UU, y tiene que ver con el hartazgo de los sectores populares de los países centrales sobre su situación, y la defección de una socialdemocracia que se derechizó. El caso más evidente es el del Partido Socialista francés, que estando en el gobierno salió quinto en las últimas elecciones presidenciales. Por no perder votos abandonaron principios, y al final se quedó sin ninguno de los dos.

Con estas propuestas políticas progresistas los laboristas gobiernan las 3 principales ciudades de Inglaterra: Londres, Manchester y Liverpool. Y sus aliados los nacionalistas escoceses lo hacen en Glasgow y Edimburgo, y los de Gales en Cardiff.

Habrá que ver si el repunte reflejado en las encuestas alcanza para la sorpresa, no es sencillo. Lo que es seguro es que ganan espacio entre los sectores populares las posiciones mas confrontativas contra las políticas neoliberales.

* Diputado del Parlasur