Los cursos deberían haberse reiniciado hace tres meses, pero estudiantes y profesores de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ) improvisan una clase en la calle, frente al palacio del gobernador.

Quieren, de esa forma, llamar la atención sobre la falta de medios que tiene al borde del precipicio a una institución histórica de la enseñanza superior, a consecuencia de la grave crisis financiera que golpea a todo el Estado.

«Nuestra universidad nunca conoció una crisis tan larga y duradera en sus 66 años de historia. Hace meses que pensamos que la situación mejorará, pero el pozo en el que estamos parece cada vez más profundo», lamenta su rector, Ruy Garcia Marques.

La UERJ, fundada en diciembre de 1950 -el mismo año que el estadio Maracaná, que se halla justo al lado- figura 13ª en la clasificación de las mejores universidades de Brasil hecha por el diario Folha de Sao Paulo. De su Facultad de Derecho, una de las más reputadas del país, salieron dos de los once jueces del Supremo Tribunal Federal (STF).

Pero la crisis es arrolladora: la universidad ya acumula tres meses de retrasos en el pago de salarios e incluso muchos profesores experimentan dificultades para llegar a fin de mes.

«Tengo dos meses de alquiler atrasado y todos los días negocio con la inmobiliaria. Es humillante. A veces hasta tengo que pedirles a mis padres dinero para ir al supermercado», cuenta, conteniendo el llanto, Mariana Pimentel, profesora de Teoría del Arte.

Pimentel no imparte cursos desde diciembre, pero todos los miércoles anima un taller para mantener contacto con los estudiantes, que ya tienen un año de retraso en los cursos.

«Patrimonio» amenazado

«Ya tendría que haberme graduado, pero está todo atrasado. Las aulas no están en condiciones de recibir alumnos», lamenta Juliana Martins, una estudiante de Nutrición.

«No puedo ir a la facultad, pero tampoco quiero quedarme con los brazos cruzados (…). Nuestra universidad es nuestro patrimonio», agrega la joven, que participa en el «curso-manifestación».

La UERJ pretendía retomar los cursos el 17 de enero, un mes y medio antes del reinicio del ciclo lectivo, para permitir a los estudiantes recuperar el tiempo perdido por por una huelga de profesores en 2016. Pero la fecha ya se aplazó cinco veces por falta de medios para acondicionar las instalaciones.

«El año pasado recibimos apenas lo que nos hace falta para dos meses de gastos y este año aún no recibimos nada», deplora el rector.

Ruy Garcia Marques espera sin embargo que las clases se reanuden el próximo lunes y asegura que las empresas de limpieza aceptaron brindar servicios básicos.

Pero la rectoría supedita el ansiado retorno al pago de las becas de los estudiantes que pudieron ingresar a la Universidad gracias al sistema de cuotas raciales; y exige un calendario preciso de pago de los salarios atrasados de sus funcionarios.

Muchos «tuvieron que vender su coche, su casa o pedir préstamos con intereses altísimos. Y no son casos aislados», explica el rector.

«Lo que estamos sufriendo es una verdadera tortura, no hay otra forma de definirlo», denuncia el profesor de Sociología Dario Souza e Silva, cubierto de deudas y con varios sueldos atrasados.

Prioridades

El gobernador de Rio, Luiz Fernando Pezao, anunció planes para recortar en un 30% la plantilla de la UERJ, pero la justicia invalidó el proyecto.

«Me siento humillada. Ponemos todo nuestro empeño en el trabajo pero vemos que eso no vale nada para este gobierno, que piensa que puede reducir nuestros salarios de la noche a la mañana», afirma Ana Carolina Feldenheimer, profesora de Nutrición.

En un comunicado enviado a la AFP, el gobierno de Rio explicó que el congelamiento de los gastos y la disminución de los tributos locales a causa de la crisis del Estado y de la recesión en el país «impiden establecer esta semana un calendario de los pagos de febrero».

«Es verdad que el Estado carece de recursos. Pero (…) ya le pagaron al personal de seguridad, de educación, de medio ambiente, de cultura, del poder judicial. ¿Por qué la ciencia y la tecnología tienen que ser las últimas?», interroga el rector.

«La UERJ tal vez sea una de las universidades con más oportunidades del país: los cursos nocturnos y el sistema de cuotas para hijos de trabajadores, en su gran mayoría negros, abrieron plazas tradicionalmente reservadas a la élite. Eso molesta a ciertos sectores y la UERJ se convirtió en un blanco estratégico de la ofensiva contra la financiación pública», analiza Eduardo Torres, profesor de la Facultad de Medicina.