La furia de los chilenos no se aplaca. Barricadas, protestas y resistencia activa a la represión se produjeron el miércoles por la noche en varias ciudades de Chile luego de que los diputados aprobaran una reforma constitucional –que perciben como insuficiente– que permite convocar un plebiscito para escribir una nueva Constitución. Sin embargo, dejaron afuera cuotas de género, pueblos originarios e independientes entre los constituyentes. Un grupo de mujeres feministas ingresó al recinto a reclamar, pero ni así.

Los parlamentarios aprobaron la reforma al artículo de la Constitución, que impedía que se  llamase a plebiscito y la realización del proceso constituyente para una nueva Carta Magna. Para ello, necesitaban  dos tercios de los votos, que consiguieron con holgura (127 votos a favor, 18 en contra y 5 abstenciones) pero luego de una ardua discusión con la coalición oficialista. La alianza Chile Vamos, que incluye a la UDI de Sebastián Piñera, avisó que rechazaría la reforma completa si se buscaba incluir las cuotas de género, indígenas e independientes, enmienda que cosechó mayoría pero no llegó a los dos tercios.

“Las manifestaciones no se van a detener, la derecha va a seguir provocando que haya más gente en las calles”, dijo la diputada del Frente Amplio Camila Rojas, que dejó ingresar a las mujeres.

“Logramos echar abajo la Constitución de Pinochet – festejó la diputada Daniella Cicardini del Partido Socialista–, pero encuentro impresentable que pretendamos construir una nueva Carta Magna sin mujeres, pueblos originarios e independientes. No se puede construir una nueva casa inclusiva, partiendo por la exclusión”, alegó.

El plebiscito se llevará a cabo el 26 abril de 2020, día en que los chilenos deben decidir si quieren o no una nueva Constitución y si será redactada por una Comisión Constitucional o por una Convención Constitucional.

Santiago, Iquique, Antofagasta Concepción y Valparaíso respondieron con manifestaciones callejeras al voto de los legisladores, el acuerdo que aún es percibido por varios sectores como de espaldas al pueblo. El “Acuerdo por la paz y una nueva constitución» fue firmado por varios partidos políticos hace poco más de un mes como respuesta política al estallido social que se inició el 18 de octubre por el aumento del pasaje de subte, pero que creció exponencialmente centrándose en la exigencia de un cambio en la Carta Magna que modifique el modelo institucional legado por la dictadura del Augusto Pinochet.

Los reclamos a lo largo de las más importantes ciudades del país culminaron con un masivo cacerolazo, según informó el portal de noticias Cooperativa. Sin embargo, pese al descontento, se trata de un paso hacia la reforma.

El mismo miércoles a la noche, mientras los chilenos volcados a las calles mostraban su descontento, la comisión de Constitución del Senado comenzó a tramitar la reforma para que sea votada este jueves. Como consecuencia de la movilización, se reintegraron las tres reivindicaciones que habían sido rechazadas por los diputados sobre género, indígenas e independientes. Sin embargo, desde la oposición reconocieron que tendrán dificultades para conseguir los dos tercios que requiere cada norma para ser aprobada.