Ex presidente de Colombia (1994-1998), ex titular de la desactivada Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), y uno de los principales referentes del Grupo de Puebla, el colombiano Ernesto Samper es uno de los dirigentes que ya piensa en la agenda post Coronavirus, y esa agenda para la región debe romper con un esquema político y económico impuesto -y repuesto- con énfasis en los últimos tiempos. “No estábamos preparados para una crisis planetaria de estas dimensiones, y especialmente no lo estábamos en ciertos sectores que desatendimos como los de salud, o por ejemplo, de investigación científica. Entre las lecciones por aprender que nos deja el virus es que no podemos descuidar los sectores sociales y la inversión social”, dijo Samper a Tiempo en una entrevista vía Zoom realizada poco antes del encuentro virtual del Grupo de Puebla, del último viernes, que reunió a 40 dirigentes regionales y del mundo, entre ellos el premiado economista Joseph Stiglitz.

Para el ex mandatario colombiano de 69 años, el error a evitar en el futuro próximo “sería pensar que podemos volver al sitio desde donde salimos después de haber pasado la experiencia del virus y pagando los costos que hemos pagado. Con el modelo económico anterior no salimos adelante. Debemos hacer revisiones fundamentales. Temas como la progresividad tributaria, la refinanciación de la deuda externa a plazos y condiciones mejores y sin condiciones como las que se pretendieron imponer. Debemos llegar con subsidios a grandes sectores de la población que no tendrán otra forma de sobrevivir, ni la tenían antes”, explicó. El tema de la deuda que ahoga a naciones pobres o en desarrollo fue central en la reunión virtual del GP, de la que Samper fue anfitrión desde Bogotá.

En épocas en que nuevos gobiernos conservadores desactivaron instancias de integración como la Unasur, su ex presidente recuerda: “Realmente nunca había sido tan importante la integración como lo es en medio de estas dificultades y nunca habíamos estado tan desintegrados como lo estamos hoy. En este caso concreto de la emergencia sanitaria, pienso lo útil que hubiera sido que un organismo como el instituto de Salud de Unasur, que funcionaba en Río, hubiera convocado alrededor del combate al Coronavirus a las autoridades de Salud de los países suramericanos, tal y como se hizo frente a otros desafíos virales como pudo ser el caso del ébola o el chikungunya, lo importante que hubiera sido tener una coordinación macroeconómica para enfrentar entre todos los desafíos que nos representa reconstruir nuestras economías sin tener los recursos”, comentó.

“Lamentablemente en la región hay dos concepciones de integración que son radicalmente distintas. Para unos es el libre comercio, que es lo que predican en este club llamado Prosur, que debería ser más bien Pronorte. Y los que pensamos, como los gobiernos que apoyaban cuando yo estaba en la secretaría General, que la integración es un proceso más complejo, que tiene que ver con la movilidad de las personas, de los bienes, los servicios, con generación de valor, con infraestructura, con redes científicas, es decir, comportarnos como una comunidad”.

Samper, sin embargo, reconoce que en la actualidad el experimento Prosur parece haberse quedado en el mero anuncio aquel de abril de 2019 en Santiago, con el chileno Sebastián Piñera a la cabeza. Incluso otros encuentros más activos, como el Grupo de Lima, cuya causa principal es el antichavismo y el antimadurismo, y la OEA estuvieron bastante callados en los últimos meses. Para Samper se debe a que “la OEA, Prosur, todos giran alrededor de los EEUU y el poder hegemónico de los EEUU viene muy golpeado. Se les acabó el referente fundamental que era apoyar la política exterior de los EEUU. Entre otras cosas porque esa política, en lo que se refiere a América Latina, es la peor que hayamos tenido en los últimos 50 años: sacar a patadas a los migrantes de los EEUU, subir los aranceles de los productos que vendemos, abstenerse a cumplir los compromisos del cambio climático”.

Para Samper este es el momento adecuado para “retomar las ideas de Unasur” y en ese sentido reveló que “el presidente (Alberto) Fernández ha aceptado abrir una oficina de Unasur en Buenos Aires en los próximos meses para mantener viva la llama, que volverá en la medida de que este tipo de circunstancias lleven a la convicción a los gobiernos de que, más allá de cualquier convicción ideológica, la región necesita estar integrada”.

Igualmente crítico con la política exterior de los EE UU, Samper no olvidó señalar que la estrategia de esa nación fue “siempre buscar un enemigo externo para obtener réditos políticos electorales internos. Lo que está haciendo Trump es exactamente lo mismo. Está tratando de acusar a China de inventar un virus para contaminarlos, está maltratando a los migrantes acusándolos de la falta de trabajo, está desplegando una fuerza en el Caribe aparentemente contra del narcotráfico, pero en el fondo es contra Venezuela y Cuba, cuando todos sabemos, por lo menos aquí en Colombia, que el 80% de las operaciones del narcotráfico se están haciendo a través del Pacífico. Pero en este momento esa estrategia no es efectiva cuando tiene 100 mil muertos en sus espaldas y 2 millones de contagiados”.