El conflicto entre Colombia y Venezuela creció esta semana a escala diplomática cuando ambos países expulsaron a funcionarios de sendas embajadas.

El primer paso lo dio el gobierno colombiano cuando echó el miércoles al venezolano Carlos Manuel Pino, asesor político de la embajada de Venezuela sin estatus diplomático, por «alterar el orden público, la seguridad nacional y la tranquilidad». Para la oposición se trata de una “provocación” destinada a alimentar las tensiones entre las naciones. «Colombia prepara la ruptura diplomática y Colombia y Venezuela empiezan a jugar con fuego en un territorio lleno de petróleo», dijo el senador y principal dirigente de la oposición, Gustavo Petro. El líder opositor también cuestionó el procedimiento del gobierno que según él viola la Convención Internacional sobre los Derechos de los Niños. «La Policía de Bogotá realizó la captura ilegal de Carlos Pino, al detenerlo sin causa, separó al padre de su hijo, menor de edad colombiano cuyos derechos son prioritarios, y agredió a una familia. Duque no supo reaccionar porque quiere provocar el conflicto con Venezuela», se quejó.

Pino llevaba 18 años en Colombia y está casado con la exdiputada colombiana y defensora de Derechos Humanos Gloria Flórez, hoy estrecha colaboradora de Petro, quien dijo que su marido fue usado como “chivo expiatorio” para «tensionar las relaciones con Venezuela». El asesor fue abordado por la policía el miércoles en Bogotá y le comunicaron luego que sobre él pesaba una orden de expulsión. “Recibimos un informe confidencial que permitió deducir que Pino representaba un riesgo para la seguridad del país”, dijo a periodistas el director de Migración Colombia, Christian Krüger.

Según reportes de prensa confirmados por Krüger, el asesor había sido capturado en 1999 en un campamento de la disuelta guerrilla de las FARC, en el departamento de Vichada, pero posteriormente fue liberado.

Pino rechazó las razones de Migración Colombia para justificar su expulsión y las versiones extraoficiales que sugirieron posteriormente supuestas actividades irregulares. Se dijo que era parte de un grupo creado por el gobierno de Nicolás Maduro para incitar al desorden a los migrantes venezolanos en Colombia. “Después de la expulsión han aparecido diferentes versiones que me vinculan a mí con hechos de naturaleza irregular, que no son ciertas y los desmiento”, aseguró Pino.

Tras la expulsión, Venezuela ordenó al día siguiente la salida del país del cónsul de Colombia en Caracas, Juan Carlos Pérez Villamizar «en aplicación del principio de reciprocidad», según el documento del ministerio de Relaciones Exteriores venezolano, que denunció el caso de Pino como un «secuestro».

Sin referirse a las expulsiones, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, arremetió nuevamente contra su par colombiano.

«No puede gobernar Colombia y quiere gobernar Venezuela. Es un vasallo, un esclavo, un pelele del imperio norteamericano», dijo Maduro durante un acto del oficialismo, reiterando su denuncia de que Estados Unidos, con apoyo de Colombia y Brasil, puso en marcha un complot para derrocarlo.

Pino aseguró que sus funciones en la Embajada se limitaban a la asesoría política y a hacer contactos y establecer puentes entre los dos países. Dijo que probablemente se le estuviera “cobrando” que había estado “hace tres o cuatro semanas en el Congreso, solicitando a algunos senadores y algunas bancadas su intervención con relación a evitar que se siguieran deteriorando las relaciones entre Colombia y Venezuela”, relaciones que entraron en máxima tensión tras los últimos ejercicios militares conjuntos entre las FFAA venezolanas y rusas de la semana pasada.