El 22 de julio 1969 el dictador Francisco Franco nominó oficialmente a Juan Carlos de Borbón como sucesor. Un hecho insólito, ya que el general que había iniciado la Guerra Civil 33 años antes se ungía él mismo como elector real. La respuesta del designado fue clara y concisa: «Recibo de su excelencia el jefe de Estado el generalísimo Franco la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936». Mucha agua corrió por el río Manzanares en estos 51 años, pero el rey ahora emérito sigue dando dolores de cabeza a la monarquía e incluso hace crecer reclamos para volver a la República hundida en aquella feroz guerra civil.

El Borbón –que asumió en 1975 a la muerte de Franco– debió abdicar en 2014, golpeado por una serie de escándalos tras volver de urgencia de un safari por África para operarse por una rotura de cadera. El incidente reveló que había viajado con una amante, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, nada que ver con el filósofo austríaco. Justo para cuando el gobierno de Mariano Rajoy profundizaba un plan de ajuste por la crisis económica. No era el primer desliz del rey, pero no tuvo plafón para continuar.

Su hijo, Felipe VI, la viene remando desde entonces para salvar la imagen de los Borbones y de la monarquía. Pero debió enfrentar el proceso independentista catalán, que llegó no sólo a hacer un referéndum –considerado ilegal por Madrid– sino a declarar una tan efímera como simbólica República independiente en 2017.

La historia de Juan Carlos sigue atronando en el Palacio de la Zarzuela. Y los medios, que no le tienen la indulgencia de otras épocas, profundizaron a placer en los oscuros manejos del dinero obtenido por la venta de armas a Arabia Saudita. Así, se reveló que utilizó de fachada para girar divisas a cuentas en Suiza a través de una empresa radicada en Panamá. Se supone que son cien millones de euros y que 65 millones habrían terminado en cuentas de Corinna.

Estos días se divulgó que entregó 2 millones con los que Corinna compró dos departamentos de lujo en los Alpes suizos. Pero también que con dinero del Estado hizo pagar 3 millones a otra mujer con la que tuvo relaciones íntimas, Marta Gayá, para que tuviera “una vida digna”. Aunque como según se supo, toda esta operación fue a través de personas de su confianza y con pedido de expresa discreción, la sospecha es que era una fortuna para comprar silencio.

Ahora, desde las filas de Podemos, el partido de izquierda que integra la coalición de gobierno, comenzaron a oírse voces sobre la necesidad de llamar a un referéndum para ver si la ciudadanía está dispuesta a dejar atrás esa figura arcaica de la monarquía para fundar lo que sería la Tercera República.

Por el contrario, aunque desde que la pandemia dejó algún lugar para nuevas elucubraciones empezó a circular la posibilidad de que en Catalunya volvieran a llamar a un referéndum, relacionado con la vieja idea separatista. Pero las últimas noticias apuntan a lo complicado que resultaría un nuevo llamamiento, y que hasta el Esquerra Republicana de Catalunya, uno de los grupos que en principio la impulsan, por el momento sería partidario de establecer una mesa de diálogo con el gobierno central. «