Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de caza siempre glorificarán al cazador. (Proverbio africano)

En el mes de agosto se produjeron las Convenciones Electorales. Demócratas y Republicanos presentaron y nominaron a sus candidatos presidenciales: Joe Biden y Donald Trump. En un país sumergido por la pandemia sanitaria y la económica, la mayoría del pueblo norteamericano manifestó no estar muy entusiasmada por dichas reuniones.

La Demócrata se realizó de forma virtual, dándoles voz a las víctimas del coronavirus, la recesión económica y la violencia policial; pero la atracción principal  fue la presentación de los expresidentes Bill Clinton, James Carter y Barack Obama, así como la exsecretaria de Estado Hillary Clinton y la ex primera dama Michelle Obama. La realidad es que el candidato Joe Biden necesitaba tener a estas figuras junto a él. No tiene todo el respaldo popular: solo el 36% lo apoya, el resto del electorado demócrata lo votará porque no quiere que Donald Trump vuelva a ser reelecto.

Hasta ahora no se sabe cuál será el efecto de la participación de estas «estrellas» demócratas en el resultado de las elecciones. Hay varias preguntas que rodean la candidatura de la dupla Biden- Kamala Harris. ¿Conseguirán el voto del ala socialista del partido? ¿Podrán millones de jóvenes partidarios del senador Bernie Sanders depositar sus esperanzas de cambio en el mismo partido de Bill Clinton, quien durante su mandato permitió que se amplificara el negocio de las cárceles privadas, o de la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, responsable del envío de 60 mil militares a Afganistán y a Irak? ¿Seguirán los demócratas las mismas líneas partidarias de Obama, apodado el “deportador serial” porque en su mandato se expulsó a 2.800.000 de inmigrantes (datos del Departamento de Seguridad Nacional)?

El cineasta y activista demócrata Michael Moore expresa poco optimismo en las redes: «Si no salimos a dar apoyo a nuestro candidato y cada uno de nosotros no convence a sus amigos y familia de que voten, Donald Trump será el próximo presidente».

Mientras todas estas dudas asoman entre los demócratas, los republicanos mostraron una imagen más compacta en su Convención. Con el apoyo de Melania, Ivanka, Eric, Tiffany y Donald Jr, esposa e hijos del mandatario y en el marco del fastuoso Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, Trump dio su discurso entre fuegos artificiales y palabras contra Biden : «Reconstruiremos la economía más sólida de la historia; elegiremos la libertad o el socialismo».

Mas allá de las Convenciones, que hasta ahora solo arrojaron peleas, amenazas y promesas de un futuro venturoso, los dos grandes partidos políticos parecen no mirar la realidad del pueblo: una minoría negra, que sufre un racismo sistemático expresado sobre todo mediante la violencia ejercida desde las fuerzas policiales; 50 millones de desocupados cuya única ambición es recuperar sus empleos y recibir un sueldo digno que no los haga ir a pedir comida a los bancos de alimentos; 44 millones que no poseen seguro médico y conviven diariamente con el temor de terminar en bancarrota por no poder pagar la medicina privada, más  43 millones que tienen una deuda estudiantil de 1,5 trillones de dólares, que pagarán durante toda su vida.

¿Alguien piensa que estas mayorías silenciosas están exultantes esperando escuchar las mismas promesas de hace 200 años?

Gran parte del pueblo estadounidense espera otra cosa. Ya no se conforma y fantasea con avisos publicitarios de grandes casas y suntuosos autos; el pueblo trabajador y la clase media perdieron las esperanzas del famoso sueño americano que, como la misma frase dice: es solo un sueño. «