Horas antes de que la oficina de prensa del Vaticano informara que, por problemas de salud, el Papa Francisco suspendía toda su agenda de este viernes (que incluía un encuentro con el canciller Santiago Cafiero), Bergoglio habló de la guerra entre Ucrania y Rusia.

En ese contexto, Francisco agradeció al premier húngaro Viktor Orban la acogida de refugiados ucranianos que lleva adelante su país, históricamente cercano al rechazo a los inmigrantes.

«He pensado que ustedes, los húngaros, están recibiendo a todos estos refugiados en este momento», le dijo el pontífice a Orban durante el intercambio de regalos al terminar la audiencia de 40 minutos que mantuvieron en el Palacio Apostólico del Vaticano.

Hace años que Orban, cristiano calvinista, declara su rechazo a las políticas de acogidas de migrantes promovidas por Francisco y se ha convertido en uno de los referentes de la derecha europea conservadora y homofóbica, otro de los ejes en los que el Papa ha mostrado una apertura inédita para la Iglesia.

De todas formas, con el inicio de la guerra en Ucrania, Hungría ha abierto sus puertas a miles de personas desde Ucrania. El Papa también destacó gestos similares de Polonia, otra de las naciones que recibió a los ucranianos.