A 44 años de su muerte, el dictador Francisco Franco será protagonista de las elecciones convocadas por el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, para el 28 de abril.

El para nada sorprendente rechazo parlamentario al presupuesto para el año 2019 forzó el adelantamiento de los comicios. Sánchez, que había llegado a La Moncloa en junio pasado tras una maniobra conjunta con los partidos de izquierda–Podemos-IU y los nacionalistas vascos y catalanes, tenía una debilidad de origen. No sólo llegó luego de un voto de confianza adverso contra el premier del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, sino que ni siquiera era diputado al momento de la designación.

La alianza circunstancial era una manera de darle un giro a la economía del país, sometido a ajustes perpetuos tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. Pero en el medio “pasaron cosas”.

Como que la caída de Rajoy precipitó la crisis interna en el PP de la cual emergió como líder Pablo Casado, de la generación nacida en los ’80. Además, fue creciendo otra variante de derecha como el partido Ciudadanos, que conduce Albert Rivera. Y finalmente, apareció un partido ultraderechista como Vox, clave para destronar al PSOE de Andalucía luego de cuatro décadas en el poder.

Pasó, también, que el mismo día que se debían votar los presupuestos -un acuerdo con Podemos-IU que va en sentido contrario a las políticas neoliberales que se bajan desde Bruselas- comenzaba el juicio en Madrid contra 12 dirigentes acusados por el referéndum y la efímera declaración de República Independiente de Catalunya de octubre de 2017.

El jefe de Estado había planteado la figura de un intermediario –al que denominó “relator”- para un diálogo con el presidente de la Generalitat, Joaquim Torrá. Para VOX, Ciudadanos y el PP, no hay negociación posible con los secesionistas, solo la intervención, como la que había ensayado Rajoy, y cárcel de por vida a los insurrectos. Francisco Franco se había ensañado especialmente con esa región desde 1939. Cataluña fue uno de los pilares de la República Española, aplastada a sangre y fuego por el dictador, ayudado por el nazismo.

Vox participa en el juicio contra los independentistas como parte de una figura que se llama Acusación Popular. «Vox está aquí como la voz, el clamor del pueblo español, para que esta gente aprenda que no se puede hacer un golpe de Estado», dijo uno de sus militantes. “El 28 de abril la España Viva reconquistará su futuro”, se entusiasma Santiago Abascal, el fundador de esa agrupación política.

Sánchez, en tanto, está decidido a apurar la decisión de retirar el cuerpo de Franco del Valle de los Caídos, en las afueras de Madrid. Una forma tardía de reconquistar al votante de centroizquierda que fue la base del PSOE desde la recuperación de la democracia. Ni bien le puso fecha al comicio, exigió a la familia del dictador que busquen un lugar donde depositar los restos.

“A los muertos hay que dejarlos en su sitio”, arenga Vox. «El Valle no se toca», dice a su turno otro acérrimo defensor de Franco, Luis Alfonso de Borbón, bisnieto de Franco por parte de madre y de Alfonso XIII, el rey destronado por la República, por parte de padre.