Las repercusiones por el triunfo de Donald Trump como presidente electo de Estados Unidos todavía no terminan y en el medio de las manifestaciones anti Trump en varias ciudades estadounidenses y de las críticas de varias figuras públicas, el entrenador de San Antonio Spurs, Gregg Popovich, también se mostró preocupado con la llegada del nuevo mandatario.

En una noche de mucha acción de la NBA, y antes del partido que los Spurs frente a Detroit, Pop dio su mirada: “Ahora mismo estoy intentando formular lo que pienso. Es demasiado temprano. Sencillamente siento náuseas. Básicamente no porque los republicanos hayan ganado o algo así sino por el repugnante tono y todos los comentarios que han sido xenófobos, homofóbicos, racistas, misóginos.”

Y fue más a fondo cuando le preguntaron cómo vivió el triunfo de Trump: “Aún me siento mal del estómago. Soy un tipo con dinero, blanco y me enferma el estómago sólo pensar en lo que pasó. En estos momentos no puedo ni siquiera imaginar ser musulmán, o mujer, o afroamericano o hispano o una persona con discapacidad. Lo marginados que deben sentirse. Y por cualquiera de esos grupos que votaron por él se escapa de mi entendimiento cómo ignoraron todo eso.”

Popovich, a tres días de las elecciones, se mostró golpeado como padre “uno a sus hijos menores trata de inculcarles el respeto a los demás, valores, buena conductora y ahora resulta que el nuevo presidente electo del país tira por tierra toda esa base de principios”. Y siguió: “Trump está enfadado con los medios de comunicación porque informan sobre lo que dijo y cómo actuó. Eso es irónico, no tiene sentido. Ese es mi miedo real y eso es lo que me hace reflexionar tanto y me hace sentir tan mal viendo que el país está dispuesto a ser así de intolerante, sin entender que la empatía es necesaria para comprender las situaciones de otros grupos”.

Y demostró todo su temor: “Eso es lo que me preocupa. Lo entiendo, por supuesto que queremos tener éxito, todos vamos a decir eso. Todo el mundo quiere tener éxito, es nuestro país, no queremos que todo se vaya por el desagüe. Pero cualquier persona razonable llegaría a esa conclusión, y eso no quita el hecho de que (Trump) haya propagado el miedo, y todos esos comentarios, desde el primer día, o su lenguaje racista para intentar convertir a Barack Obama, nuestro primer presidente negro, en ilegítimo. Me lleva a preguntarme dónde he estado viviendo y con quién estoy viviendo”.