“Hay 8520 militares en el gobierno de Bolsonaro. Pero no habrá guerra en Sudamérica», afirmó João Stédile, líder del Movimiento Sin Tierra, en una entrevista radial en la que analizó la crisis social y el futuro de la izquierda en Brasil.

Las Fuerzas Armadas de Brasil publicaron su nuevo enfoque estratégico de Defensa en el cual presentan un posible escenario de conflictos bélicos en la región. Stédile aseguró en el programa Voces del Mundo, que conduce Telma Luzzani, que los militares “no están preparados para un conflicto» y «arman estos fantasmas para aumentar su presupuesto».

“Hay 8520 militares en el gobierno, 2930 de ellos en actividad -recalcó Stédile- buscan aprovecharse económicamente, juntar el sueldo antiguo con el nuevo de la función que ocupan ahora. Son oportunistas, pero no locos·, puntualizó, aunque no dejó de resaltar que “las FFAA hoy son rehenes del gobierno de Donald Trump»

Economista por la Universidad Católica de Río Grande do Sul, Stédile evaluó los efectos sociales y económicos de la crisis sanitaria ante la falta de medidas coordinadas contra al COVID-19. «Llegamos a 88 millones de personas, dos Argentinas, sin trabajo, frente a 86 millones que sí trabajan. Los que no trabajan son más que los que trabajan. Es insostenible», apuntó. Y agregó a continuación que «el gobierno de Bolsonaro ya se acabó, por eso estamos con casi mil muertos por día a causa del virus».

Referente de uno de los movimientos sociales más importantes del continente, Stédile sostuvo que la lucha de hoy día pasa porque el expresidente Lula da Silva pueda recuperar sus derechos políticos y presentarse a las elecciones de 2022.

«A Lula no le dan espacio para hablar en ninguna cadena de televisión brasileña, no lo dejar hablar en ningún lado. Le tienen miedo porque la derecha no tiene candidato ni alternativa», añadió.

Sin embargo, indicó que «la fuerza de la clase trabajadora está en la huelga o en la toma de un predio público, y por el COVID-19 tenemos que quedarnos en casa, hay una estabilidad y un equilibrio porque ninguna clase tiene la fuerza necesaria para hacer cambios».

El dirigente remarcó que «Bolsonaro se viene aislando cada vez más desde febrero” salvo un porcentaje mínimo de “gente fanática”. De todas maneras, reconoce, «un 30 por ciento dice que votaría por él si la situación continúa así. No es su base social, pero eso asusta a la izquierda, que entonces se queda paranoica», aseveró.