El británico Boris Johnson presentó este miércoles su «propuesta final» sobre el Brexit a la Unión Europea y pidió a Bruselas «alguna concesión» para alcanzar un acuerdo, porque de lo contrario su país, prometió, abandonará el bloque brutalmente a final de mes.

«El Reino Unido está haciendo concesiones y realmente espero que nuestros amigos europeos lo entiendan y hagan alguna concesión a su vez», dijo el primer ministro ante los miembros de su Partido Conservador al clausurar su congreso anual en Manchester.

Y, aferrado a su promesa de no pedir más aplazamientos, aseguró que el país «abandonará la UE el 31 de octubre, pase lo que pase», dejando claro que la alternativa a su plan es una brutal salida del bloque sin acuerdo.

Londres publicó el texto por la tarde, tras mandarlo a la Comisión Europea, cuyo presidente, Jean-Claude Juncker, expresó a Johnson, en una conversación telefónica, que existían algunos «puntos problemáticos», según Bruselas.

Más de tres años después del referéndum de 2016, el complicado proceso del Brexit ha sumido en una profunda crisis política al Reino Unido y lo ha obligado a aplazar el divorcio en dos ocasiones.

El acuerdo difícilmente negociado por la anterior primera ministra, Theresa May, fue rechazado tres veces por el parlamento británico: los euroescépticos consideraban que hace concesiones «inaceptables» a la UE mientras que para los proeuropeos sus condiciones son peores a las que tiene actualmente el país como miembro del bloque.

– La frontera en Irlanda –

Johnson busca reemplazar la denominada «salvaguarda irlandesa», el punto más conflictivo del acuerdo de May, por otro sistema que permita evitar una frontera para bienes entre la provincia británica de Irlanda del Norte e Irlanda –país miembro de la UE– para preservar el acuerdo de paz que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto en la región.

Su plan propone prescindir de los controles en la línea fronteriza: que «los movimientos de mercancías entre Irlanda del Norte e Irlanda se notifiquen mediante una declaración» y los controles físicos se realicen en los locales de los comerciantes.

Según el texto, la provincia británica conservaría las regulaciones del mercado único europeo, lo que «eliminaría todo control regulatorio para el comercio de bienes», afirmó Johnson en una carta enviada a Juncker acompañando la propuesta.

Sin embargo, contrariamente a la «salvaguarda» de la que el Reino Unido solo podría salir de mutuo acuerdo con la UE, estas disposiciones deberían ser aprobadas por el parlamento autónomo norirlandés antes de entrar en vigor, al término de un periodo de transición, y posteriormente cada cuatro años.

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, aseguró a su par británico por teléfono que su propuesta no satisface «completamente» los objetivos en torno a la frontera con su vecina Irlanda del Norte. La Eurocámara también tiene reservas sobre el nuevo plan.

«Todavía queda mucho trabajo por hacer para alcanzar los tres objetivos de la salvaguarda: la ausencia de fronteras, la protección de la economía irlandesa y la protección del mercado único» europeo, resumió por su parte el negociador de la UE, Michel Barnier.

Sacudida por las incertidumbre que rodean al Brexit en un contexto de preocupación sobre el crecimiento económico mundial, la bolsa de Londres perdió 3,23% al cierre.

El parlamento británico aprobó en septiembre una ley que obliga a Johnson a solicitar otra prórroga a falta de un acuerdo con la UE el 19 de octubre, justo después de una cumbre europea que puede ser agria si la propuesta británica no es aceptada.

Determinado a unir a su partido, dividido durante décadas sobre la relación con la UE, Johnson desplegó todo su carisma en el cierre del congreso, tomándose a broma su difícil relación con un parlamento que desde su llegada al poder en julio no cesa de frustrar todas sus iniciativas, en un creciente ambiente de enfrentamiento y caos.

«Si el parlamento fuera un programa de telerrealidad, todos nosotros ya habríamos sido expulsados de la selva. Pero al menos podríamos haber visto al presidente de la cámara siendo forzado a comerse un testículo de canguro», lanzó, desatando las risas.

«Fue inspirador, y también muy divertido por momentos, pero sigo pensando que no ha explicado cómo vamos a abandonar la UE a finales de octubre», dijo a la AFP una delegada, Rosemary Hardwicke, procedente de la isla de Wight.

«Creo que tenemos que irnos (de la UE) en algún momento y esto se ha alargado demasiado», pero «preferiría que fuera con un acuerdo», agregó.