Juan Carlos Monedero es uno de los fundadores de Podemos y podría decirse que un habitué de Argentina. Esta vez este doctor en Ciencias Políticas y docente en la Universidad Complutense de Madrid vino para presenciar las PASO -«a acompañar», afirma– y en una breve visita a Tiempo desmenuzó algunas consideraciones sobre el triunfo de Alberto Fernández y su significado para los sectores que en el mundo luchan contra el modelo económico conservador. Del mismo modo, analizó los puntos en común entre la realidad argentina y la de España, que intenta sacarse de encima el corset neoliberal pero continúa sin formar gobierno luego de haber ido a elecciones en abril pasado.

Conocedor muy profundo de la realidad local, considera que Miguel Ángel Pichetto, el compañero de fórmula del presidente Mauricio Macri para las presidenciales de octubre, dejó el peronismo para saltar a una alianza con Cambiemos «porque seguramente la ha pesado más su condición de burócrata de la política que cualquier ideología». Al mismo tiempo, sostiene que «están emergiendo nuevas realidades post Perón, que interrogan al peronismo, como el feminismo y el ecologismo».

«Hay mil peronismos –reflexiona– pero nunca lo he visto tan plural. Estos días he visto esta unión que han conseguido con mucha inteligencia Cristina y Alberto y otros operadores, de gente que hace tres años se estaban matando como astillas de la misma madera. Verles hoy juntos, me dio la sensación de que el peronismo está funcionando como una nave nodriza que articula a otras fuerzas políticas más amplias, a veces con equilibrios inestables y que debe mucho a la existencia de un enemigo común, que es el macrismo».

–Podemos celebró el triunfo de Alberto Fernández.

–Yo creo que cualquier derrota del neoliberalismo es una victoria de los sectores populares en cualquier lugar del mundo. El neoliberalismo nos ha cautivado por un lado, como decía (el Premio Nobel de Economía Joseph) Stiglitz, convenciéndonos de que no hay alternativa. Por otro lado, solventan sus crisis, huyendo hacia adelante. De modo que cuando se verifica su incapacidad de incluir a amplios sectores, lo pretenden solventar con endurecimientos de la jornada laboral, de las pensiones, con mayor explotación de las personas, con mayor deterioro medioambiental, lo que genera a su vez nuevos problemas y siempre con un abanico cada vez más estrecho de soluciones. Pero, además, en el momento actual del sistema capitalista, este que llamamos neoliberalismo o globalización, viene acompañado de cosas terribles. Una es la financierización de la economía, que nos convierte a todos en sujetos endeudados y en rehenes de gente que ha acumulado tantísimo dinero que es capaz de poner de rodillas a cualquier país. Estos fondos buitres que pueden esperar diez años, 15, para concertar sus planes, pueden, como hemos visto este lunes, cometer terrorismo financiero para intentar frenar las decisiones populares. Una parte importante de ese dinero lo ha utilizado para infectar los medios de comunicación desde donde insisten en ese mensaje de que no hay salida fuera de su receta. Estos terroristas financieros llaman terroristas a quienes les llama a ellos terroristas financieros.

–Es cierto, tienen mucha capacidad de acusar a sus opositores de lo que en realidad son ellos.

–Claro. Al final es como un callejón sin salida que te deja sin respiración. Es como esa película de miedo donde la pelota cae por la escalera, bota pufpufpuf, te llena de pánico, te deja paralizado y al final eres tú el que se muere del puro susto que les estás otorgando. Cuando alguien de repente derrota a los Caminantes Blancos demuestra que son mortales y te permiten mirarlos con una distancia que te da herramientas pare vencer esta etapa oscura como la que vive el mundo occidental.

–Se dijo estos días que los medios de comunicación fueron los grandes derrotados de esta elección.

–Igual que las grandes encuestadoras, que han renunciado a su honestidad intelectual para ponerla al servicio de la construcción de opinión. Lo que pasa es que no rinden cuentas y pueden construir en la ciudadanía memoria de pez.

–Una de las grandes sorpresas es que la gente en lugar de mirar la televisión miró la heladera para votar.

–Es verdad que la realidad económica iba a mandar muchísimo en estas elecciones. A veces no ocurre y eso nos lleva a la desesperación. Cuando los pobres votan a sus verdugos nos genera una absoluta desolación. Porque uno no encuentra cómo revertir estas políticas lesivas para la mayoría si al final el golpeado termina por apoyar a su verdugo. Eso ha ocurrido en momentos en que sectores que habían subido por la escalera social olvidaron sus orígenes y creyeron que votando a gobiernos de la derecha su aspiración de ser clase media iba a verse mejor satisfecha que votando a quienes los sacaron de su situación de pobreza. Pero claro, cuando hay 4 millones de nuevos pobres en el país y unas expectativas muy alejadas de mejoría, y esta imagen de incapacidad del gobierno de Macri, parece que era más difícil engañar a la gente. Yo entiendo el enfado de Macri, porque ya no podía hablar de la ilusión, ni de los globos ni de be happy. No podía presentar un balance saneado de las políticas públicas y solamente le quedaba el discurso del odio y del miedo y de la confrontación con el pasado. Pero no había garantías en que eso se tradujera en la mejora de la vida.

–El triunfo de Alberto Fernández implica para la región un cambio de escenario muy inesperado cuando se avecinan elecciones en Bolivia y Uruguay. Y Brasil está muy golpeado: hubo declaraciones terribles de Jair Bolsonaro contra Fernández.

–Yo creo que es peor. Porque Bolsonaro ha participado de este terrorismo financiero que por un lado ayudaba al gobierno de Macri sobre las espaldas del conjunto de los argentinos y al mismo tiempo es responsable de estas tensiones financieras actuales en connivencia con Donald Trump y por supuesto con el Fondo Monetario Internacional. Y al final se verifica algo que hemos dicho muchas veces: que esta gente ya no tiene patria. Macri no tiene patria, Bolsonaro tampoco, igual que el fascismo no tenía patria.

–¿No es contradictorio eso?

–Ellos hablan constantemente de la Patria Eterna. Pero la Patria Eterna es la que ellos controlan, si de repente dejan de tener el control, son capaces de prenderle fuego a la patria. Que es de alguna manera lo que está haciendo Macri con la Argentina. Lo que obliga también a una reflexión muy profunda de Alberto Fernández como presidente moral ahora mismo de este país como para evitar que estos locos le prendan fuego a la Argentina culpando a los que ganan las elecciones. Con juegos financieros perversos, con potencias extranjeras que convierten a Macri, para mí, en una persona que si la Justicia pudiera obrar con independencia tendría que investigar en qué medida no está cometiendo un acto de felonía contra el país. Yo creo que la victoria de Argentina viene de alguna manera a compensar lo que pasó en Brasil, donde un juez venal encarcela sin pruebas a Lula, que le sacaba 30 puntos a Bolsonaro, y este juez es luego recompensado como ministro de Justicia. Ahora se ha descubierto gracias a las publicaciones de TheIntercept que estaba todo el caso contaminado y el juez Moro cometió unos cuantos delitos. Creo que la mirada también de la Argentina quiebra la sumisión del país a EE UU. La disolución de la Unasur y la recuperación de la OEA implica la recuperación de la presencia de EE UU en el continente latinoamericano como gendarme y como hermano mayor o el matón de la región. Claro, eso se les quiebra. Ya han tenido un percance importante en México, donde han actuado con mucha fuerza pero generando muchos problemas. El mismo Trump, que obliga a López Obrador a mandar a la Guardia Nacional a la frontera  con Guatemala, tiene que dar respuesta al asesinato en El Paso de gente que saca las conclusiones naturales dentro de esa lógica irracional de disparar contra los latinos porque Donald Trump alienta esta política absolutamente demencial. Por eso están tan preocupados con el triunfo de Alberto y Cristina y tratarán de incidir de cualquier modo en las elecciones de octubre.

...
(Foto: AFP)


–¿Cómo ves la situación en España, donde Podemos tiene un rol clave para salir de la crisis política?

–Hay una parte que es idéntica a la Argentina en el sentido de que los efectos del modelo neoliberal son iguales en todos lados. Hay países que vienen de estar mejor alimentados y resisten mejor los embates del modelo neoliberal, pero al final eso se traduce en enormes tasas de desempleo, empeoramiento de las condiciones laborales, en un miedo creciente en los ancianos por las pensiones. Y todo eso se comparte con Argentina. En España se ha roto el modelo bipartidista, lo que complica aún más el escenario muy peculiar por las condiciones de ser un país plurinacional. Lo que hace que las comparaciones sean mucho más raras porque en España siempre hay una tensión federal, o confederal, que afecta a la jefatura del Estado, y que esa condición remite a una condición republicana, lo que se pone en cuestión con la figura del rey. Dificulta también más la suma de fuerzas alternativas, ya que por lo general han sido siempre las fuerzas de la izquierda las que han reclamado esa cuestión federal, aunque ahora eso ha variado ligeramente. La situación es que los efectos de la crisis 2007/2008 siguen vigentes, el ciclo neoliberal sigue ahí y el PSOE sigue en la tesitura de tener que gobernar por la izquierda o por la derecha. Y las presiones que recibe de Europa y de los poderes reales insisten en que haga un gobierno con la derecha. Los medios de comunicación presionan mucho a Podemos para que se abstenga y le regale sus 42 escaños a cambio de nada. Pero Podemos no se deja. Es una formación política nueva que llegó a la política para intentar poner en marcha cuanto menos una agenda posneoliberal. Pero sin garantías de que ni siquiera eso, no van a regalar esos 42 escaños. 

–Tanto Sergio Massa como Alberto Fernández resaltaron que el Frente de Todos es una coalición, una palabra que no se tan común por estas tierras. ¿La dificultad para el PSOE y Podemos pasa por poder armar una coalición?

–Es que no nos gusta mirar a nuestros vecinos pequeñitos. A vosotros os pasa con Uruguay, que tiene el Frente Amplio, y a nosotros con Portugal. En el fondo una coalición no es más que un Frente Amplio.

–¿Ese es el punto en España?, ¿que el PSOE quiere los votos pero sin dar nada a cambio?

–Tiene 123 escaños y la derecha tiene 147.

–¿Se arriesgaría a ir de vuelta a elecciones?

–Hay sectores que se lo están recomendando, pero es muy arriesgado. Primero porque la gente no quiere elecciones: hemos tenido cuatro en cuatro años, es muy agotador. En segundo lugar está el riesgo de que la derecha se una y entonces se podría perder el Senado, que es una Cámara de bloqueo, pensada para que las zonas rurales, de mayoría conservadora, brindasen una mayoría a los partidos conservadores y de ese modo frenar cambios estructurales. Hoy el PSOE tiene el Senado. En unas nuevas elecciones es muy probable que perdiera allí y por lo tanto se limitarían las posibilidades de transformación. Pero además, el PSOE esta en zigzag, dice un día una cosa y al siguiente la contraria. El portavoz dijo que en el último minuto podrían solventarse un gobierno de coalición con Podemos. Podemos le dice que por qué hay que esperar al último minuto, vamos a sentarnos a negociar. Luego sale Pedro Sánchez diciendo que no hay confianza, luego sale otro portavoz a decir que las fuerzas de izquierda tenemos la obligación de entendernos, y luego sale la vicepresidenta a decir que la vía del gobierno de coalición ya ha caducado.

–¿No tiene liderazgo Sánchez?

–Lo que no tiene es un proyecto político definido. Carece de un proyecto ideológico y lo sustituye con esa miopía propia del actual  política, que la hacen los técnicos en marketing, los expertos en comunicación. Nadie conoce quién es el responsable ideológico del macrismo. en cambio todos saben quién es Durán Barba. Para la derecha el proyecto lo dicta el funcionamiento de los mercados y tú vas ajustando la política a las exigencias del mercado. De la derecha eso se puede entender, de la izquierda puedes pensar que hay programas alternativos, un modelo diferente, pero tampoco se ha podido aún. «

Hoy, Orwell parece un ingenuo

Juan Carlos Monedero acaba de presentar su último libro La Izquierda que asaltó el algoritmo. Allí, afirma que «en la novela 1984, el poder conocía nuestros miedos particulares. Hoy George Orwell parece un ingenuo, pues las empresas de datos conocen cada uno de nuestros deseos, pensamientos y temores. Alguien tiene el botón que construye nuestras preferencias. El big data ha entregado la posibilidad de esconder la búsqueda invariable de dinero a través de la utilización de debilidades, miedos, esperanzas y deseos de las mayorías. Los servicios de inteligencia pueden ocultar por qué han abatido a una persona —lo señaló el algoritmo— las autoridades educativas pueden despedir a un profesor —lo señaló el algoritmo— las autoridades sanitarias pueden obligar a usar una vacuna inútil —lo señaló el algoritmo— tus ocho horas de trabajo tiene que asemejarte a un robot humano —el sueño del algoritmo–».