Fue uno de los fundadores de Podemos, emergente del movimiento 15M. Muy ligado a América Latina, Juan Carlos Monedero, economista, doctor en Ciencias Políticas y docente en la Universidad Complutense de Madrid, es un referente ineludible en esa izquierda nacida de la crisis económica que fue clave para sacar a Mariano Rajoy del poder. Lo que sigue es la charla que mantuvo con Tiempo en su segunda visita a la redacción del diario cooperativo.

–Con la caída de Rajoy, Mauricio Macri perdió un amigo, ¿no?

–Sin dudas. El gobierno de Rajoy cayó por el caso Gürtel, que mostraba la implicación del Partido Popular en corrupción y avanzó porque jueces honrados decidieron seguir adelante. Ni siquiera en condiciones como las que vemos ahora mismo en la Argentina, de riesgo del estado de derecho, debemos concederle a la derecha que tiene todo el poder. No tienen todos los jueces, no tienen todos los policías, ni todos los militares, ni todos los medios de comunicación. Y creo que es importante que rescatemos esto porque si no, les estamos dando más poder que el que tienen.

–En dos semanas se cumplen los primeros cien días de gobierno de Pedro Sánchez. ¿Qué cambios hubo?

–El gobierno de Sánchez es una posibilidad construida por Podemos, que después de la sentencia Gürtel, le dice «oye, vamos a presentar una moción para sacar al gobierno de Rajoy» y demostramos que los números (en el Parlamento) nos daban. Hablamos con los nacionalistas vascos y catalanes para convencerlos. Rajoy calculó mal varias cosas, entre ellas no darse cuenta de que si un nuevo gobierno le garantizaba los presupuestos el Partido Nacionalista Vasco no iba a hacerle mucho asco por aquello de que «el dinero no huele». Ahora, Sánchez es un funambulista de la política. Al carecer de un proyecto de país alternativo su especialidad es mover muchos platillos y en ese sentido está acompañado por un jefe de Gabinete, Iván Redondo, que es un consultor, con el que diseñaron un gobierno muy marcado por la necesidad de hacer una política espectáculo, más para la sorpresa que para la profundidad. Parecía que iba a cumplir con aquellos que lo habían alzado primero a la Secretaría General del partido y después a la presidencia del gobierno, ese aire de familia de la izquierda.

–¿Quería lograr el regreso de esa izquierda que se fue con Podemos?

–Primero quería cumplir con los que lo apoyaron dentro del PSOE con un discurso de izquierda, luego de haber sido defenestrado por Felipe González y toda la derecha del partido, y después con los que le han prestado 71 diputados a sus 84 para poder ganar, un sector de ese ámbito amplio de la izquierda que proviene del 15M que es Unidos-Podemos. Esa emoción inicial, esas promesas iniciales, esa campaña llena de guiños generó una subida muy alta en las encuestas pero en el último mes ha empezado a rebajarse.

–¿Por qué?

–Porque han empezado a decir que no se puede cumplir prácticamente el 100% de las promesas del PSOE durante las elecciones. Se ha negado a una comisión de investigación sobre la fortuna del rey Juan Carlos I, a derogar la reforma laboral, a dar los nombres de la gente que está en la amnistía fiscal, a transformar Televisión Española, a cambiar la ley mordaza, a cambiar las normas de austeridad de la Unión Europea. Eso generó decepción y también un enfado de Unidos-Podemos, que se verificó cuando no se le votó su techo de gastos. El PSOE ha tomado nota y por primera vez ha aceptado terminar con el copago de las medicinas que hacían los pensionados, ha aceptado actualizar las jubilaciones con el índice de precios.

–¿Diría que es más de lo mismo?

–Yo no sería tan duro. Con la socialdemocracia europea hay que esperar que obre más en términos de gran coalición, como en Alemania, a que tengan gobiernos más progresistas como en Portugal. La diferencia está en la presión y el empuje de las fuerzas políticas más avanzadas. Si el PS en Portugal ha logrado mejoras para la mayoría es porque el PC y el Bloco de Esquerda están ahí presionándole. Donde no existe eso, el PS ha desaparecido, como en Francia o Grecia.

–Uno de los anuncios era sacar la tumba de Franco, ¿qué puede pasar con eso?

–Hemos presionado mucho para convertir al Valle de los Caídos en un Centro de Memoria y hay bastante consenso. Parece muy probable que se termine con ese insulto de que mientras hay todavía 115 mil víctimas asesinadas por Franco en zanjas, en fosas comunes, en cunetas, haya un mausoleo a un dictador que colaboró con Hitler y Mussolini y que gobernó España después de un golpe de Estado.

–¿Que puede ocurrir con Cataluña?

–España es un país plurinacional, mal enseñado y mal aprendido. Son más importantes para la historia de un país los libros de historia que la propia historia, porque es lo que la gente se cree. Y si la gente se cree que España existía desde los reyes católicos, es muy difícil que tú los convenzas de lo contrario. Esa es una tarea que tiene que ver con la cultura. En España, siempre que ha brotado algún foco democrático ha emergido la plurinacionalidad. En 1868 expulsamos a los Borbones por primera vez y surge la I República, que es federal. En 1931 nace la II República y también emerge la plurinacionalidad. Muere Franco y vuelve a emerger la plurinacionalidad. Lo que ocurre es que la derecha, para mantener su poder, necesita tres cosas: el bipartidismo, que es un juego trucado de la política; el centralismo, para intentar frenar los espacios más desarrollados como Cataluña y el País Vasco; y una monarquía, como dueña y jefa de las FF AA. Con la crisis de 2007-2008 todos los gobiernos regionales pierden las elecciones y la derecha catalana se agarró a la reivindicación independentista para paliar su pérdida de votos. Y nos encontramos con un movimiento popular muy fuerte reclamando mayores cuotas de soberanía dirigido por la derecha, una cosa complicada de entender. (Carles) Puigdemont es un presidente del pujolismo (por Jordi Pujol), la derecha corrupta que siempre apoyó al PSOE corrupto y al PP corrupto. Es la derecha que está en contra de acabar con los desahucios y que nos golpeó en el 15M en Cataluña. Y esos son los que de alguna manera dirigen un movimiento independentista que siempre ha buscado mejoras económicas para la élite, no para las mayorías. Lo que ocurre es que hay un movimiento popular muy fuerte que está constantemente en tensión con esa derecha independentista. Nosotros como fuerza política hemos defendido el derecho de los pueblos de España a decidir su anclaje en el conjunto del país. No somos independentistas, porque entendemos que es absolutamente absurdo que los padres y los abuelos de la gente que actualmente vive en Cataluña y vinieron desde el resto de España sean extranjeros. Y para eso hay una solución histórica que es el federalismo, que te permite ser al tiempo catalán y español, como puedes ser al mismo tiempo bávaro y alemán. Nuestra propuesta es hacer lo que no hubo durante la transición, que es un referéndum de autodeterminación, igual que no hubo sobre monarquía y república.

–¿Esto no va en paralelo, entonces, con una consulta sobre la república?

–La monarquía siempre ha sido el tapón de esa España que era intocable porque estaba construida místicamente en el pasado. Fijate que el secretario del Parlamento español, el socialista José Bono, rescata de los fondos del Museo del Prado cuadros pintados en la etapa de Isabel II de los reyes visigodos y los cuelga en el Parlamento. Ahí no hay ningún cuadro de Mohamed, de Yusuf , de Boabdil, que estuvieron siete siglos en España. Hay uno de Alarico II que ni siquiera pisó la península ibérica. El mensaje es que España viene de los visigodos, y ¿quién va a tocar a alguien que trajo el catolicismo a España? Pero si tú tocas a la monarquía se desmorona todo el entramado que viene de la restauración canovista (por Antonio Cánovas del Castillo, el período entre las dos repúblicas). El franquismo tuvo constitución de reino y durante la transición, la articulación del capitalismo español, del sistema bipartidista, de un entramado de corrupción, de la presencia fortísima de la Iglesia católica, de la legitimidad monárquica por encima de la legitimidad democrática, la ha tenido el rey. Esto explica por qué su yerno Iñaki Urdangarín iba a pedir dinero en nombre del rey y se lo daban. Pero Urdangarín está en la cárcel y esa es una señal clara de que hay una España diferente. Y ese es un mensaje que damos a los nacionalistas, «habéis dicho siempre que España era irreformable y no es verdad». Existe Podemos, el yerno del rey está en la cárcel, hemos sacado a Rajoy y hay posibilidades de inventarnos una convivencia diferente. «