«Las recomendaciones que entregamos al G20 para reducir la brecha de género son claras y las acciones a seguir también. Yo no estuve en ningún gobierno pero entiendo que adoptarlas no debería ser muy difícil porque por cada recomendación existen ejemplos de políticas implementadas en algunos países», asegura Juliana Bonetto, directora ejecutiva del Woman 20 (W20). Aún con la voz ronca tras el cierre de las actividades públicas en el CCK, la graduada en Publicidad por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) cuenta a Tiempo que nunca se imaginó coordinar una actividad de estas características. «No conocía de qué se trataba el W20 y tuve que organizar el equipo y llevar adelante el proyecto. Estuve emocionada todo el año y la gratitud que tengo es increíble, porque te sentís parte de un cambio real», explica.

–¿Qué evaluación hace de la cumbre del W20?

–Estamos emocionadas y agradecidas. Lo preparamos durante mucho tiempo y superó las expectativas. Tuvimos 70 delegadas de organizaciones civiles de los 20 países del G20. Hubo un trabajo de seis o siete horas de discusión para llegar a un consenso de cada párrafo del comunicado que elaboramos con recomendaciones. Y hablamos de países muy distintos, con distintos niveles de desarrollo, diferentes culturas, religiones. Fue muy enriquecedor y sentimos que todas las delegadas quedaron muy contentas.

–En la presentación del evento plantearon que el ritmo con el que se venía cerrando la brecha era muy lento. ¿Qué indicios obtuvieron de que la situación pueda revertirse realmente?

–Este es el cuarto encuentro de W20 y lo que la gente nos decía es que la vara se puso altísima. Sobre todo por el trabajo de incidencia que se hizo durante el año. El miércoles, por ejemplo, nos pedían reuniones bilaterales gente de la ONU y otros organismos para decirnos que ahora querían que los ayudáramos a monitorear. Porque acelerar significa monitorear que se empiecen a generar políticas públicas.

–¿Sufrió en su trayectoria profesional alguno de los sesgos que se denunciaron en la cumbre?

Desde que entré acá hice un revival en toda mi carrera de 25 años trabajando para corporaciones y visualicé todo: el techo de cristal, la desigualdad. Tuve la suerte –aunque mi papá me decía que la suerte no existe: es oportunidad más esfuerzo– de tener maestros generosos y me preparé para cada cosa. Empecé de muy chica y tenía que estar en el comité ejecutivo con un montón de hombres. Me encontré con una coach que me enseñó y eso es lo que digo que después hay que compartir. Porque no todos tienen la oportunidad de ir a una gran universidad. Es un tema de compartir con el que tenés al lado y creo que las mujeres tenemos esto de conectarnos. Los hombres también, pero hablo desde mi género.

–¿A quién se le habla en el W20 y cómo se definen quiénes hablan en esa cumbre?

–El W20 lo integran las sociedades civiles de los distintos países y hubo más de 170 organizaciones. Y se les habla al gobierno y a las empresas, pero sobre todo al gobierno para que haga políticas que hagan que el sector privado tome estas cosas: por ejemplo salarios igualitarios para el mismo rol. Entonces, si tenés políticas públicas que hagan que las empresas publiquen sus salarios por roles, como hace el Reino Unido, entonces ya el gobierno fuerza que las empresas tengan igualdad de salarios. En resumen: es un trabajo de la sociedad civil para que empresas y gobiernos actúen en equipo. Porque como dijo nuestra oradora final, esa mujer de Tilcara que es una genia (Magda Choque Vilca): nosotros somos el gobierno. Y los empresarios tienen que hacerse cargo. Es como en tu casa: papá y mamá son los dueños, pero si los chicos no ayudan…

–En el evento de bienvenida el Colectivo Las Criadas realizó una intervención artística expresando que la Cumbre no las representaba y el Foro Feminista reunido en el Congreso se llamó No en nuestro nombre. ¿Cómo analiza ese planteo?

–Yo no estuve en la bienvenida porque estuve trabajando en el armado del evento del día siguiente. Pero la realidad es que hubo un mix de todo. Y creo que lo que había era mucha desinformación sobre lo que iba a pasar.

–En la mesa sobre Inclusión Rural moderó DirecTV y fue orador Coca Cola, pero no habló ninguna persona que hubiera experimentado esa desigualdad en primera persona.

–En ese panel no había, pero sí hubo gente de la India y gente nuestra del norte hablando de la mujer rural. Por ahí no estuvo en el panel que la gente esperaba porque hubo que hacer un tetris por muchas razones y armarlo no fue fácil. Estuvimos más de cuatro meses en esto. Y tuvimos mitad del sector privado y mitad de organizaciones de la sociedad civil y de base.

–Y el único espacio dedicado a reflexionar sobre la violencia de género estuvo a cargo de un hombre que tituló su ponencia «¿Puede el feminismo detener la violencia machista?»

–El Ministerio de Cultura nos ofreció a este escritor (el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Paris 13, Iván Jablonka) por los libros que había escrito. Y de acuerdo a lo que hablamos con mujeres feministas nos parecía que hacía un abordaje con otra impronta. Si del femicidio habla una mujer no está mal, pero queríamos que fuera el hombre el que hablara. Sé que hubo oradores que gustaron más que otros. Para mí, hubo perlas como Pilar Rahola o la última oradora de Tilcara. Luego sé que el argentino es muy de dar el punto de vista que empieza con una crítica. Ante eso yo siempre me acerco a la persona y le digo de tomar un café para explicarle porque para mí, parte de una desinformación. Sé que no todo el mundo quedó conforme pero la intención fue representar a todas. «