Como la mayoría de los estudiantes chilenos, este martes Arlén Aliaga reinició sus clases. Pero para esta adolescente transexual fue el final de una larga batalla por ser aceptada en una escuela solo de mujeres en Santiago.

Sonriente, un poco atrasada y nerviosa, Arlén ingresó este martes al Liceo 1 Javiera Carrera, un emblemático colegio público de Santiago, donde realizó sus estudios secundarios la expresidenta socialista Michelle Bachelet, hoy alta comisionada de derechos humanos de la ONU.

«Es un día histórico, quizás soy la primera. Sé que hay otras personas que lo intentaron antes pero no pudieron, y claramente se pudo», dijo Arlén a periodistas que aguardaban el ingreso a su nuevo colegio, al que llegó en compañía de su madre vistiendo el tradicional jumper azul oscuro que usan las escolares chilenas.


Pero llegar a este día no fue fácil para ella. 

En pleno proceso de transformación, Arlén fue acosada por profesores y empleados de su antiguo liceo, el Manuel Barros Borgoño, también emblemático pero exclusivo de hombres. Allí el personal la hostigó por usar jumper, aretes y maquillaje, aunque sus compañeros varones le dieron apoyo.

Fue en ese momento en que decidió dejar este colegio e iniciar un largo peregrinar para poder ingresar a uno exclusivo de niñas, al mismo tiempo que enfrentaba ante su propia familia su proceso de transformación.

Inicialmente, la dirección del Liceo 1 le cerró las puertas bajo el argumento de que no contaba con matrícula ni con la infraestructura adecuada para recibirla.

Pero después de una campaña en los medios de prensa de organizaciones trans y la intervención del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, Arlén fue aceptada, y a partir de este martes –justo cuando cumple 18 años- comenzará a estudiar junto a otras 2.500 mujeres.

«Me siento feliz y tranquila», dijo su madre, Paola Muga. «Estoy convencida de que este va a ser un espacio resguardado y protegido para mi hija, en donde no van a seguir siendo vulnerados sus derechos; se le va a respetar, y lo mejor de todo es que se reconoce su identidad».

Para Arlén, su batalla deja un precedente para otras personas. «Puede que les digan que no, pero acá tienen un ejemplo de que sí se pudo», dijo antes de entrar rauda a su nuevo colegio.


En noviembre del año pasado, se promulgó en Chile una ley de identidad de género que permite el cambio de sexo a partir de los 14 años, una medida largamente esperada y que vino a saldar una deuda con los movimientos LGBTI.

La normativa, debatida por cinco años en el Congreso, permite a la población trans cambiar su nombre y sexo en su documentación de identidad a partir de los 18 años, bajo su propia voluntad y solo con el requisito de llevar dos testigos.

En el caso de los jóvenes de entre 14 y 18 años deberán tener el permiso de sus padres o tutores y realizar la petición ante un juez de familia, quien definirá si la petición procede o no.

La norma no permite a los menores de 14 años acceder a este cambio de sexo.