Que el modelo de negocios de los medios de información está en crisis no es novedad. Y cuánto más grandes son, como se dice en las esquinas de barrio, más ruido pueden hacer al caer. El caso de el grupo español Prisa, editor del diario El País y dueño de la cadena radiofónica SER entre otros negocios, puede ser emblemático.

Surgido a gran velocidad y montado sobre el éxito del periódico, el primero nacido en la España posfranquista, El País fue un modelo de periodismo para varias generaciones de españoles y de latinoamericanos. Su crecimiento explosivo desde los años 90 en esta región consolidó ediciones en México, Buenos Aires y a través de la web en portugués para Brasil. La radio es la de mayor audiencia y Prisa tiene emisoras en varios países, como la conocida Caracol, de Colombia. Los medios del grupo tradicionalmente reflejaron las posiciones del PSOE y recibieron no pocos beneficios de esta mancomunidad.

Pero los tiempos cambian y no solo fueron apareciendo medios influyentes ligados a la derecha y otros sin ligazón partidaria, sino que en los últimos años las noticias circulan de otro modo en la sociedad y hay una fuerte competencia de medios digitales. Que para colmo, resultan más creíbles.

Porque los medios tradicionales, en su intención de no perder audiencia ni publicidad, terminaron bajando la calidad de sus productos a niveles que muchas audiencias no toleran. El caso es que Prisa tuvo que renegociar su deuda ya varias veces desde la crisis financiera de 2008, cuando debía 3800 millones de euros. En agosto pasado los accionistas reconocían acreencias de 1000 millones de euros, lo que se reflejó en un desplome de sus acciones del 70%. 

El 5 de noviembre pasado vendió la Editorial Santillana a la finlandesa Sanoma en 465 millones y consiguió refinanciar su deuda hasta el 2025. Esta semana desestimaron una oferta hostil del empresario Blas Herrero por 200 millones de euros por El País y la cadena SER.

Prisa informó que rechazó la oferta por exigua y que “continuará operando de acuerdo con su hoja de ruta definida a comienzos del presente ejercicio, en el desarrollo y puesta en valor de sus proyectos de educación y medios de comunicación, según se ha venido comunicando consistentemente al mercado”.

Herrero es catalogado por algunos medios españoles como un aventurero que aprovechó su cercanía al gobierno de Felipe González para quedarse con varias frecuencias radiales en regiones autonómicas a precio de ganga. Asturiano de nacimiento, Herrero tiene también una licencia en la nueva Televisión Digital Terrestre.

¿De dónde sacaría el dinero para quedarse con el diario y las radios? El periodista Rodrigo Ponce de León desliza en el diario.es que Ana Botín, la presidenta del Banco Santander, que mantiene un 4% claves de acciones en Prisa, es el bolsillo detrás de Herrero, “para hacerse con el control de la línea editorial de El País y la Cadena Ser”.