Se votó en Ecuador y ese dato ya es importante. El achicamiento de la democracia hace crecer las tentaciones de la derecha y del imperio de prórroga de elecciones y proscripciones a los partidos, como también pasó en Bolivia. Es decir, la voluntad de que la resistencia que ofrece el pueblo ante las políticas neoliberales no se exprese en las urnas.

Se votó y ganó Andrés Arauz, el candidato del correísmo. Obtuvo 33 %, tal vez un poco menos de lo esperado, pero le sacó 13 puntos de ventaja al segundo, en una elección con 16 candidatos. Eso tiene un gran valor, porque tras cuatro años de persecución, denostación, encarcelamiento, proscripción; una parte importante de la población sigue apoyando a la Revolución Ciudadana. Cuando se produjo la traición de Lenín Moreno algunos creyeron que el pueblo olvidaría rápido los logros de su gestión, las mejoras en las condiciones de vida, la prosperidad del país. No fue así. Y acentuaron la persecución y la proscripción. Correa no pudo ser candidato a vice, y ni siquiera se pudo usar su imagen y su voz en los spots televisivos. Terrible. Se llegó al colmo de querer pros-cribir a la candidatura de su hermana porque lleva el apellido Correa.

 Hubo una propuesta neoliberal clara con el banquero Lasso y obtuvo el 20 por ciento. Otro dato clave: no pueden plantear des-caradamente lo que pretenden porque reciben un bajo respaldo de la población. Si se suma las propuestas progresistas, se establece que hay un 65% que se expresó a favor de sus propuestas, no quiere decir que los candidatos que las plantearan lo fueran cabal-mente. Hay que considerar los 4 años de demonización del correísmo, con un bombardeo mediático y una persecución judicial y política gigantesca.

Seguramente Arauz y sus seguidores deberán corregir cosas respecto de la campaña pasada. Él mismo lo reconoció rápido y dijo que le faltó un discurso hacia el progresismo, como así también de integración hacia los indígenas. Hay que pensar que el tercer candidato más votado fue Yaku Pérez del indigenista Pachakutik y el cuarto fue Xavier Hervas de Izquierda Democrática, de centro con discurso y nombre progresista. Hubo un mensaje destinado casi exclusivamente a la fuerza propia y de reivindicación de lo logrado en el pasado. Faltó ampliar la base electoral y hacer propuestas concretas para el futuro. Deberá hacerlo si quiere ganar en la segunda vuelta.

En lo que falta para el 11 de abril, veremos incrementar las agresiones a Arauz y al correismo. Supuestos vínculos con la guerrilla colombiana del ELN, nuevas denuncias de corrupción, etcétera. En fin, lo de siempre, con la posibilidad de hacer daño a la figura del candidato y a la propuesta electoral.

En la campaña se verá la intención de instalar dos ejes. Por un lado, UNES tratará de imponer la dicotomía «neoliberalismo o proyecto popular», apoyándose en el dato de que Lasso es el ejemplo ideal del empresario financiero, vinculado a la banca especulativa y a las cuentas offshore; intentando, de esta manera, atraer el voto progresista y las voluntades antiliberales.La derecha y sus amigos del norte, por el otro lado, trataran de imponer el eje Correa o anticorreismo. De hecho, lo están haciendo en estas horas con los candidatos Pérez y Lasso y la participación de la OEA, concretando un acuerdo para un reconteo de votos sin ningún sustento legal, sin invitar a los otros candidatos, siquiera el que quedó en primer lugar, y sin consultar al resto de las misiones electorales internacionales. Tratarán de nuclear a los candidatos, dirigentes políticos y electores que durante estos años absorbieron el discurso del odio, sacando de escena el debate del proyecto e intentando ponerlo en el terreno de «la grieta «. Cosas que conocemos. Veremos quién puede imponer su objetivo.  «