Ni los cierres de fronteras, ni listas negras, ni el control exhaustivo de migraciones, ni la intensificación de ataques en Medio Oriente contra objetivos marcados como terroristas, parecen eficaces para dar solución al problema al que se enfrentan las naciones europeas tras los últimos atentados registrados en Europa. El «efecto contagio» sobre los llamados «lobos solitarios», marginales, desequilibrados o caídos del sistema con odios a punto de ebullición, que asumen las banderas del terror más allá de que alguna organización los contenga y promueva sus acciones, es la preocupación que desvela a los dispositivos de seguridad, sobre todo de Alemania y Francia, considerados «en la mira» del terrorismo.

Las autoridades no pueden dejar de reconocer que a las hipótesis obvias que siguen la pista del Estado Islámico (EI) u otros grupos yihadistas, se agrega la posibilidad concreta de que los últimos ataques hayan sido ejecutados por «independientes» influidos, en sus diversas motivaciones, por el extremismo islámico, que desde sus redes alienta a este tipo de acciones. Saben que esta tendencia puede crecer y deberá ser abordada por medios que van más allá de bombardear supuestos objetivos o militarizar las calles.

El jefe de Policía de una importante ciudad alemana dijo a Tiempo que a propósito de los últimos ataques en su país «no se puede hablar de hechos seriales. Desde luego hace tiempo observamos denominadores comunes entre los autores de los atentados, como un frágil estado psíquico, y pensamientos suicidas», dijo Gregor Lange, autoridad policial de Dortmund, en el estado de Renania del Norte-Westfalia. Agregó que en el caso del centro comercial de Munich, donde murieron nueve personas, «todo indica que se trató de odios raciales por parte del autor de origen alemán-iraquí. Él mismo, se autodefinía como ario por su origen, y su atentado lo dirigió, evidentemente, hacia inmigrantes. También en los atentados en Würzburg y Ansbach podemos decir que los hechos aparentan tener como origen trastornos psíquicos. Pero también hay indicios que llevan al EI. Se investiga activamente para ver de qué modo los autores se han visto influidos por el EI.»
El embajador alemán en Argentina, Bernhard Graf von Waldersee, dijo a Tiempo: «Aún no conocemos en cada uno de estos ataques la motivación exacta que tuvo el agresor, en particular en el caso del ataque en Munich. No obstante, todo indicaría que en varios de estos atentados se trataría de terrorismo islamista.»

El ex embajador argentino en Portugal y Estados Unidos, y estudioso de las problemáticas europeas, Jorge Argüello, contribuye a este análisis. «Los ataques terroristas que se están verificando en Europa no responden necesariamente a una estrategia diseñada por la conducción del Estado Islámico. Si bien tiene una estrategia militar, se puede advertir una corriente de adhesión unilateral de personas aisladas que, sin pertenencia orgánica a ninguna organización terrorista», dice. «Son ‘hechos aislados’ que marcan tendencia, como la locura de quienes casi siempre en EE.UU. la emprenden a balazos contra todo lo que se mueve en escuelas y universidades», reflexiona el periodista Juan José Salinas, que investigó los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel en Argentina.

Si bien el EI tiene un historial de reclutas que provienen de países centrales europeos, un elemento distintivo en los últimos casos es que los atacantes fueron nacidos en el país donde atentaron. «Más allá de los orígenes de las familias de los perpetradores, se trata de ciudadanos que ‘en nombre’ del terrorista EI atacan blancos de su país de nacimiento. Este fenómeno necesariamente reconoce una parte de su origen en la problemática de integración de esos países y en las brechas socioeconómicas», apunta Argüello.

Tras los últimos ataques en Francia, el presidente François Hollande aumentó la ofensiva militar en Siria y creó una Guardia Nacional de reservistas para aumentar la presencia militar y policial en territorio francés. Hollande habla de «guerra» y dice que será «larga».

El concepto fue esgrimido estos días por el Papa Francisco. «No es tanto orgánica, aunque sí organizada. Pero es guerra», dijo. Para Hollande, «la amenaza contra Francia y Europa nunca ha sido mayor», y aseguró que las medidas internas no restringirán libertades. Pero la BBC divulgó que Francia maneja una lista de 20 mil nombres considerados «peligrosos». La mitad se cree que tiene relación con grupos extremistas. La misma cantidad está bajo vigilancia electrónica. La policía tiene órdenes de reportar si en registros de rutina se encuentra con algún integrante de la «Lista S» (por Seguridad Estatal), y si existe alguna advertencia sobre su persona, arrestarlo de inmediato. A su vez, Hollande convocó a las naciones a reforzar la campaña en Medio Oriente, lo que recibió a priori una tibia respuesta de Alemania. «(La canciller Angela) Merkel decidió ahora enviar tropas a Mali para reforzar la posición francesa en ese país. Cabe destacar que para Hollande ese apoyo, de 650 soldados, ‘no es suficiente’ y pide, además, un mayor involucramiento en Siria e Irak», advierte Argüello.

Por su parte, el gobierno alemán advirtió que no modificará su política «de puertas abiertas» con respecto a los refugiados. «Un rechazo a la postura humanitaria que asumimos nos llevaría a consecuencias aún peores», señaló Merkel. En ese sentido, el embajador Von Waldersee agregó que «Alemania se enfrenta al desafío de que haya consonancia entre libertad y seguridad».

El jefe de Policía de Dortmund advierte que «el peligro de una división política de la sociedad mediante una instrumentación del tema sobre los refugiados, aún existe. Por ejemplo, los autores de los ataques más recientes en Alemania, no formaban parte de la corriente de refugiados que ingresaron al país en 2015, sino que varios de ellos vivían en el país desde hace mucho tiempo», aclara. «Desde luego debemos partir de la base de que el EI utiliza cada posibilidad, incluso las rutas utilizadas por los refugiados, para llevar el terrorismo a Alemania. Pero no depende de los refugiados para activar individuos que ya viven allí para luego convertirlos en terroristas.» Para el policía, los principales puntos de acción son «la prevención, el apoyo psicológico y la información temprana de los servicios de inteligencia».