La Organización de Estados Americanos (OEA) acaba de reconocer que aún no tiene el informe definitivo de la auditoría realizada sobre las elecciones del 20 de octubre en Bolivia. Se trata del informe cuya difusión anticipada incrementó la crisis que culminó con el llamado a nuevas elecciones por parte del presidente Evo Morales y el golpe que forzó su renuncia y exilio. 

El informe debería exponer las razones acabadas para validar la acusación de fraude contra Evo Morales, que sostienen varios dirigentes y gobernantes opuestos al boliviano, incluyendo el gobierno de facto de Jeanine Añez. Sin embargo, en sus notas preliminares solo menciona “irregularidades”. 

La información de que aún no está disponible el texto final la dio el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), a través de una respuesta oficial que recibió de Gerardo de Icaza, director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la OEA. En su carta, de Icaza afirmó que “una vez finalizado el informe definitivo y todos sus anexos serán de consulta pública”. 

Días atrás, CELAG había informado sobre la exigencia a la OEA de “que haga pública la totalidad del informe preliminar sobre las elecciones en Bolivia”. El director del organismo, Alfredo Serrano, cuestionó que “luego de respuestas vacías, nos responden con esta carta que reconocen que a 25 de noviembre (36 días después) no tienen informe definitivo todavía”. 

Iniciada el 31 de octubre por un equipo de 30 especialistas, la auditoría iba a demorar originalmente al menos 15 días. Sin embargo la OEA decidió adelantar los resultados a poco más de una semana de comenzar. En esa instancia preliminar aseguró que la elección en la que el gobierno afirmaba haber ganado con más de 10 puntos de diferencia a su rival más próximo, estaba plagada de “irregularidades”.  

En ningún párrafo, al igual que en la descripción que hizo el propio de Icaza ante el Consejo Permanente de la OEA del 12 de noviembre, se habla de pruebas concretas de fraude, sino de irregularidades vinculadas con la confección de actas, difusión y validación de datos. 

El propio Evo considera que ese adelantamiento de un resultado “anunciado” no solo fue innecesario, sino que además precipitó la crisis que derivó en más convulsión social y el amotinamiento de las fuerzas armadas y policiales en su contra.