Lamentablemente, siguiendo en otro ítem a los Estados Unidos, Brasil se inserta en el mapa mundial de masacres en escuelas. En menos de diez días, la sociedad brasileña sufrió nuevamente un cruel ataque en una sede educativa. En la lista oscura, oportunamente, el 28 de marzo pasado, un estudiante mató a su profesora a cuchillazos e hirió a otras cuatro personas en una secundaria pública de San Pablo. En tanto que el miércoles pasado, un joven de 25 años irrumpió en la guardería Bom Pastor de la ciudad de Blumenau, en el sureño Estado de Santa Catarina y con un hacha se llevó la vida de dos niñas de 5 años y dos niños de 3 y 5, además de dejar otra tanda de cuatro heridos.

Si bien por el momento no se ha determinado la real motivación del accionar del agresor, luego de entregarse ante la Policía, fue identificado con el nombre de Luiz Henrique de Lima y, por otra parte, se sabe que ya tiene antecedentes de agresión, por haber apuñalado a su padrastro y perro, además de portación de drogas, entre otros cargos.

El hecho causó conmoción general y llevó a la suspensión de clases en las escuelas de la ciudad y de los festejos de pascuas por parte de la Prefectura de Blumenau. Además, el gobernador de Santa Catarina, Jorginho Mello decretó tres días de luto oficial. Incluso, el mismo presidente Luiz Inácio Lula da Silva se manifestó en redes sociales: “No hay mayor dolor que el de una familia que pierde a sus hijos o nietos, más aún en un acto de violencia contra niños inocentes e indefensos. Mis condolencias y oraciones para las familias de las víctimas y la comunidad de Blumenau ante la monstruosidad ocurrida en la guardería Bom Pastor».

A su vez, crece la preocupación del gobierno actual  por el aumento de la violencia en escuelas que, al igual que en Estados Unidos, están relacionados con la proliferación de odio y racismo de grupos neonazis vinculados al bolsonarismo. De hecho el agresor de Blumenau sería un simpatizante, según sus redes sociales.

Cabe señalar que Blumenau es un considerando un bastión del bolsonarismo, dónde el expresidente obtuvo el 75% de los votos, siendo refugio de un boom inmobiliario de nuevos ricos que manifiestan su hostigamiento contra cualquiera que exprese una adhesión a otra idea política, especialmente al lulismo.

En palabras del ministro de Justicia, Flávio Dino de Castro, un funcionario clave del gobierno, “el conjunto de causas que lleva a la ampliación de las tragedias es bien visible: la proliferación de odio en la sociedad, incluso por una internet desregulada y con empresas irresponsables; incentivos a las armas y a la ideología de muerte; grupos nazis y neonazis”, expresó en Twitter.

El gobierno de Lula constituyó un Grupo de Trabajo a cargo de Manuela D’Avila para sugerir políticas contra el odio, por lo que recibió la acusación de coartar la libertad de expresión. Resulta extraño que quienes aceptan que Estados Unidos pongan en debate la restricción de Tik Tok, no acuerden debatir el rol responsable de las empresas de medios sobre la difusión de mensajes que están causando un gran daño social.

Tienen a quien salir

Jair Bolsonaro, apenas retornado a Brasil desde Estados Unidos, debió concurrir a la principal comisaría de Brasilia, para el primero de los varios interrogatorios que será objeto por sus consecuentes causas (en este casi fue convocado por el tema de la joyas valoradas en millones de euros que recibió oficialmente de la familia real y decidió quedárselas para sí). Mientras eso ocurría, su hijo, Eduardo Bolsonaro, recibía en su despacho de diputado de la misma capital brasileña a Ricardo Bussi -hijo del exdictador argentino, Antonio Domingo Bussi-, candidato a gobernar Tucumán como su padre. En su propia cuenta de Twitter, Bolsonaro hijo confesó: «Me entusiasmó su visión de seguridad pública similar a la de Bolsonaro, quien hizo la mayor caída en la historia de Brasil en asesinatos». A la frase le agrega una foto de ambos en el despacho, donde tiene un cuadro en el que hace apología de las armas…