Después de criticar durante la campaña electoral la nueva relación entre Estados Unidos y Cuba, el próximo presidente estadounidense fue muy duro con el fallecido Fidel Castro. «Hoy el mundo es testigo del deceso de un dictador brutal que oprimió a su propio pueblo por casi seis décadas», expresó el mandatario electo en una nota oficial, quien también sugirió que podría revertir el reciente reacercamiento entre Washington y La Habana.

Fiel a la retórica utilizada en su campaña electoral, Trump señaló que «el legado de Fidel Castro es el de los pelotones de fusilamiento, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza y la negativa de derechos humanos fundamentales».

Poco antes, el presidente Barack Obama trasladó sus condolencias a los cubanos por la muerte de Fidel Castro y aprovechó la oportunidad para extenderles «una mano de amistad».

«Todas esas concesiones que Obama ha dado al régimen de Castro fueron hechas vía decretos, lo que quiere decir que el próximo presidente puede revertirlas y yo lo haré a menos que el régimen de los Castro atienda a nuestras exigencias», había dicho Trump en septiembre.

«Durante mi presidencia, hemos trabajado duro para poner el pasado detrás nuestro», dijo el mandatario estadounidense a raíz del fallecimiento del líder cubano la noche del viernes a los 90 años.