“Al asumir el gobierno del presidente Alberto Fernández, el primer punto que nos propusimos fue la resolución del tema de la deuda, contraída por el gobierno anterior como la más alta que cualquier Estado soberano haya tomado con organismos internacionales. Un nivel de endeudamiento sin precedentes destinados a la fuga y al gasto corriente. Tuvimos que hacernos cargo de eso y trabajamos en esa dirección como cuando lo acompañamos al presidente en la gira por Europa en enero, que culminó con el acuerdo alcanzado con los bonistas privados y ahora estamos en negociaciones con el FMI”, explicó Guillermo Justo Chaves en una charla brindada para la Universidad Austral. 

El jefe de gabinete de la Cancillería, agregó que “luego empezamos a trabajar aspectos que nuestra política exterior debía recuperar, como en derechos humanos. Argentina tiene una tradición en la materia que trascendía los posicionamientos ideológicos desde 1983, pero eso fue interrumpido entre 2016 y 2019. Recuperamos esa historia poniendo a los mejores representantes en los foros internacionales, como María del Carmen Squeff en la ONU y Federico Villegas Beltrán en Ginebra. Así trabajamos por la defensa sin condicionamientos de los DDHH y la condena a quienes los violen sea quien fuere quien lo hace”.

Chaves participó de un seminario sobre relaciones internacionales y estuvo acompañado en su disertación por el director Organizaciones Intermedias y Diplomacia Pública, Conrado Carrasco Quintana.

Sobre la Cuestión Malvinas enfatizó que es “una cuestión de identidad nacional, más allá de lo territorial, es un reclamo que no admite discusión pasional ni racional, es territorio usurpado ilegalmente y trabajamos con todos los mecanismos diplomáticos para que vuelva a estar bajo nuestra bandera. Sancionamos tres leyes: la de plataforma continental, que prácticamente triplicó el territorio de nuestro país según lo aprobado por la ONU en 2016. Se modificó la ley de pesca para actualizar las multas de barcos pesqueros ilegales en nuestra zona económica exclusiva, y se aprobó el observatorio Malvinas, para que sea una política de Estado y no de ningún gobierno”.

Luego recordó que “el gobierno anterior promovió la desmalvinización luego del acuerdo Foradori-Duncan que generaba un intercambio de información técnica y científica con grave perjuicio para la Argentina y sus relaciones internacionales. Al día siguiente que asumimos se dejó de aplicar”.

Chavez posteriormente se refirió a los avances logrados en relación a las políticas de género, “con más embajadoras y consulesas para tener paridad entre varones y mujeres”. Y destacó la candidatura de Mario Coriolano al Subcomité contra la Tortura de la ONU, la de Marisa Herrera para CEDAW (Comisión en contra de la discriminación de la mujer) y la del Museo Sitio de Memoria como Patrimonio Mundial de la Unesco”.

El jefe de Gabinete enfatizó que es “prioridad es recuperar el comercio exterior». En ese sentido explicó que “en 2015 la Argentina exportó por 85 mil millones de dólares, mientras que a fines de 2019 por 65 mil millones. Esa reducción generó pobreza y desempleo, caída de la producción industrial y la lógica restricción externa. A partir de la incorporación del comercio exterior a la Cancillería empezamos a enfocarnos en generar condiciones para la apertura de nuevos mercados y fortalecer la integración regional. El Mercosur es clave para nosotros, su agenda interna es muy importante y también lo es como plataforma de relacionamiento externo”.

Puntualizó además que “nos planteamos como objetivo afianzar el multilateralismo, y no hacer seguidismo como sucedía en el gobierno anterior. Nos ubicamos claramente donde se defiende el interés de la Argentina, en una clara defensa del no alineamiento activo. Tenemos una relación seria inteligente y madura con los EE.UU., que es un socio muy importante, y también con China, con quien tenemos un vínculo que permite ir desde la donación de insumos para el Covid hasta la renovación del swap a través del fructífero diálogo que mantienen el presidente Alberto Fernández y su par Xi Jinping. Tenemos una excelente relación con la UE, que se plasma en la relación bilateral con los países y en cómo trabajamos en los organismos multilaterales, y se puede comprobar en el Grupo de Contacto, donde están los países de la UE, y allí coincidimos en la necesidad de una solución pacífica, política y dialogada para lo que sucede en Venezuela”.

Chaves resaltó asimismo que “la Argentina tiene tradición de neutralidad activa que se manifiesta en el rechazo a la injerencia externa en los asuntos internos de otros países. Se marca posición cuando la comunidad internacional se pronuncia; como sucede con los informes de Bachelet. Es en los foros legítimos donde se expresa la comunidad internacional y apoyamos o no según nuestra mirada. Fuera de eso creemos que los pueblos y los gobiernos son soberanos y no admiten injerencia ni intervenciones militares, de inteligencia o de seguridad. Por eso no reconocimos al gobierno de facto de Bolivia, y por eso nuestro primer acto de gobierno en materia de política exterior fue recibir al ex presidente Evo Morales en calidad de refugiado. Hoy tenemos la dicha de decir que Bolivia retoma su cauce democrático”.

Por otra parte, aseguró que “la pandemia dejó tres enseñanzas centrales: primero, el consenso de que hay actividades que sí o sí debe realizarlas el Estado más allá del tipo de capitalismo; que el Estado es necesario. Segundo, el consenso acerca de la evidencia científica. Ahora hay consenso sobre que de la mano de la ciencia y la tecnología podemos encontrar mejores soluciones para todos, y tercero la salud como bien público global; desde el Papa Francisco hasta los Estados más importantes del mundo, de derecha o izquierda, llegaron a esta conclusión. Hay un acompañamiento del Estado a los privados y ese vínculo permite decir que la vacuna se estará aplicando en los próximos meses”.



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(Foto: Cancilleria)


Chaves enfatizó que “desde nuestra mirada política e ideológica hay una crisis global del modelo neoliberal. Una cultura del individualismo, que el Papa Francisco llama la cultura del descarte, que ahora en el siglo XXI vemos con claridad y profundizada por la pandemia. La reducción del Estado generó guetos de grandes riquezas, y por otro lado enormes carencias; dificultando el acceso a la salud, educación, agua y alimentos como consecuencia”.