Todas las informaciones de último momento respecto de las elecciones en Francia apuntan a que la candidata de ultraderecha, Marine Le Pen, pudo capitalizar el tramo definitivo de la campaña y se acercó a apenas tres puntos y poco más, del actual presidente, Emmanuel Macron, que busca la relección. Los sondeos acusan un ajustado 27% de los votos frente a los 23,5%, en la primera vuelta que se realiza este domingo. De todos modos, los dos candidatos estarían muy lejos de los que los siguen y tendrían asegurada el pasaje al balotaje programado para el 24 de abril, ya que el tercero en las encuestas, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, apenas superaría la decena de puntos. Otros nueve candidatos se encolumnan luego ya sin posibilidades reales.

Esta circunstancia hace que ya se trasladen las miradas a esa segunda vuelta y que incluso se hayan realizado encuestas que dan ganador al presidente pero por un porcentaje no mayor a los 6/8 puntos sobre la líder de ultraderecha, que en esa polarización podría superar el 45 % de los votos contra el apoyo de algo más de la mitad del electorado que, se evalúa, podría acumular Emmanuel Macron, con el sufragio anti derecha.

Uno de los factores que caracterizó la campaña para estas elecciones fue la guerra entre Rusia y Ucrania. Ambos candidatos principales parecieron competir en un momento para ver cuál era más cercano a Vladimir Putin. Macron tiene aspiraciones de liderar a los gobernantes europeos, una manera de ocupar el espacio que dejó libre Angela Merkel al retirarse del gobierno alemán y de la actividad política. Para el presidente francés fue un desafío la instalación del conflicto bélico en plena campaña y bregó de forma manifiesta por mediar, o al menos ser un interlocutor válido para Putin. Claro que su adversaria en las elecciones francesas también mantiene una antigua buena relación política con el mandatario ruso: incluso algunos analistas lo plantean desde una afinidad ideológica mayor que con el actual presidente galo. Por otra parte, la guerra en Ucrania coincidió con el período de presidencia francesa en la Unión Europea.

El conflicto, además, estalló poco después de que Francia superara la quinta ola de Covid-19. Fue uno de los países más afectados del continente por la pandemia, a pesar de lo cual, en 2021 Francia resultó el de mayor crecimiento del PIB de la región, con un 7%, un récord en más de medio siglo, en contraposición con la baja del 8% en 2020. A su vez, el desempleo descendió al nivel más bajo en diez años, si bien  millones de franceses  siguen sumergidos en trabajos precarios o son trabajadores independientes o autónomos. Pero, como contrapartida, preocupa (del mismo modo que incidirá en el voto) la suba de la inflación y el aumento en el costo de los servicios (energía, transportes y también los alimentos) desde el inicio de la guerra. La inflación en Francia alcanzó el 4,5% anual en marzo. Estas elecciones tienen un brazo en territorio argentino. La comunidad francesa acudió ayer a las urnas en las oficinas consulares locales. La votación se celebró en cinco mesas (dos en la Embajada francesa y dos en el Liceo Franco-Argentino, en Buenos Aires, y otra en Mendoza), un día antes que en su país. Se estima que en la Argentina viven entre 15.000 y 20.000 franceses. Sin embargo, la baja participación local se extiende a las oficinas consulares: en el caso argentino, solo 9881 estaban inscritos en la lista electoral frente a 12.056 que hubo para las elecciones de 2017. Un total de 12 diputados representan a los franceses en el extranjero, uno de ellos para el territorio de América Latina y Caribe.