La difusión del video de una reunión de gabinete en Brasilia desató críticas furiosas contra el gobierno de Jair Bolsonaro y elevó la tensión con el Supremo Tribunal Federal. Pero al mismo tiempo ese escándalo pone de manifiesto que la pulseada política no está definida en el gigante sudamericano, y cada día que pasa es un punto a favor del presidente ultraderechista, que intenta salvar su mandato armando a civiles para defender sus espaldas.

El video es la “prueba” que esgrimió el ex ministro de Justicia Sergio Moro de que Bolsonaro quería cambiar al jefe de la Policía Federal para impedir que investigaran a sus hijos, envueltos en distinto grado en acciones delictivas.

Moro, que como juez manipuló la causa contra Lula da Silva para eliminarlo de la elección de 2018, declaró contra el presidente unos días después de haber renunciado a su cargo, indignado, según él, por la forma en que pretendía arrasar con las instituciones.

Por eso acercó la filmación de la última reunión de ministros de la que participó al STF, que en su puja contra el Ejecutivo, la difundió este viernes. Lo que es escucha es peligroso para cualquier sistema democrático. Y no por los insultos de Bolsonaro contra tres gobernadores, que no deberían perturbar a nadie y hasta alguno tiene su gracia, como cuando dice que “estos tipos quieren nuestras hemorroides”, por imponer aislamientos estrictos contra el Covid-19.

Lo grave es cuando Bolsonaro dice que quiere “que el pueblo se arme, que es la garantía de que un hijo de puta no va a aparecer para imponer una dictadura aquí”. Más aún, dice que teniendo en cuenta que la gente no puede salir a la calle, es muy fácil imponer una dictadura, una suerte de amenaza hacia toda la sociedad.

Algunos de sus ministros no se quedaron atrás y el de Educación, Abraham Weintraub, por ejemplo, dijo: “Estamos perdiendo la lucha por la libertad. Eso es lo que el pueblo grita. No grita por tener más estado (…), está gritando por la libertad, y punto (…) Si por mí fuera, ponía a todos esos delincuentes en la cárcel. Empezando por el STF».

El decano de la Corte, Celso de Mello, pidió tomar declaración a Bolsonaro sobre sus presiones a la PF y reclamó periciar los celulares del presidente y de su hijo Carlos, lo que generó el rechazo del general Augusto Heleno, ministro de Seguridad Institucional.

Más allá de estos cruces, para el editor del sitio The Intercept, que publicó las maniobras contra Lula, en esta batalla entre Moro y el presidente, Bolsonaro ganó 7 a 1, recordando aquel dramático partido contra Alemania en el mundial de 2014. Para lo cual anota algunas frases que los grandes medios no resaltaron de esa reunión.

“Hay personas aquí en Brasilia, de los tres poderes, que no saben qué es el pueblo. Converso con algunos de ellos y no saben lo que es “feijão com arroz”, no saben lo que es un supermercado. Lo olvidaron”.

En esa disputa de sentido, reconoce amargamente Leandro Demori, Bolsonaro les gana por varios cuerpos a sus opositores. Les habla a los que desde las clases más bajas padecen las consecuencias de la pandemia en sus bolsillos.