A menos de un mes para el divorcio, Reino Unido y la Unión Europea (UE) se lanzaron mutuamente la responsabilidad de trabajar para lograr un acuerdo que permita evitar un Brexit caótico, en base a las nuevas propuestas británicas.

«Seguimos abiertos pero no convencidos», dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien conversó con el primer ministro británico, Boris Johnson, sobre su propuesta presentada la víspera para alcanzar un acuerdo de divorcio antes del 31 de octubre, fecha del Brexit.

Esta «propuesta final», en palabras de Johnson, demuestra a su juicio su «seriedad». «No cumple con todo lo que hubiéramos deseado», pero con esas «concesiones» hacemos «un verdadero intento de superar el abismo», aseguró ante la Cámara de los Comunes.

Y reiteró que si los 27 no muestran la misma disposición, el Reino Unido abandonará el bloque de forma brutal sin pedir más aplazamientos, un resultado que, en su opinión, «sería un fracaso del que todas las partes serían responsables».

Su plan consiste modificar el principal punto conflictivo del denostado Tratado de Retirada cerrado en noviembre entre su predecesora, Theresa May, y sus 27 socios: cómo mantener abierta en el futuro la frontera entre Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte.

El acuerdo de May, que los líderes europeos calificaron como «el mejor posible, el único posible», fue rechazado tres veces por los diputados británicos. Y la nueva propuesta no difiere mucho de las primeras versiones de aquel texto.

Irlanda del Norte se mantendría en el mercado único europeo en lo relativo a las mercancías y todo el Reino Unido saldría de la unión aduanera europea para poder negociar grandes acuerdos comerciales con terceros países como Estados Unidos.

Pero choca con los mismos escollos: los reparos de Bruselas y el rechazo de la oposición británica. «Ningún diputado laborista puede respaldar este acuerdo temerario», afirmó el líder opositor Jeremy Corbyn, para quien será rechazado por Westminster, Bruselas y su país.

El primer ministro británico ya había dejado la pelota en el campo de la UE al pedirle el miércoles «alguna concesión» para alcanzar un compromiso que evite un Brexit sin acuerdo, pero la Comisión Europea, que negocia en nombre de los 27, ya encontró «puntos problemáticos».

«Queda trabajo por hacer», reiteró este jueves la portavoz del ejecutivo comunitario, Natasha Bertaud, para quien «ese trabajo debe hacerlo el Reino Unido, y no a la inversa». «Es Reino Unido el que abandona la UE y no la UE la que abandona Reino Unido», agregó.

Varios diplomáticos europeos resumieron que los problemas se centran en la separación de las medidas regulatorias y de los controles aduaneros, así como el veto que tendría la asamblea de Irlanda del Norte a su continuidad en el mercado único europeo.

Con todo, los equipos negociadores europeo y británico empezaron a discutir, según un diplomático, advirtiendo que la fecha límite no es el 31 de octubre, ni la cumbre europea del 17 y 18 de octubre, sino dentro de diez días.

«La UE no es responsable que la propuesta haya llegado ayer [miércoles] (…) Si no se logra un acuerdo antes del Consejo Europeo [de mediados de octubre], no ha sido culpa nuestra», aseguró otro diplomático.

La Eurocámara, que también debe dar su visto bueno a un pacto para que este entre en vigor, advirtió también este jueves que la propuesta británica no constituye «la base de un acuerdo» que podrían aprobar.

La oposición británica ve en los planes de Johnson una estrategia para «culpar a otro» de un eventual fracaso, «en este caso a la UE», en palabras del diputado independentista escocés, Ian Blackford.

El carismático y polémico primer ministro se ganó la enemistad de numerosos diputados al decidir una suspensión parlamentaria de cinco semanas, denunciada como una estrategia para amordazar a sus opositores y que la justicia anuló posteriormente por considerarla «ilegal».

Desde su llegada al poder en julio, multiplica además los fracasos: sufrió una rebelión en las filas conservadoras, perdió la mayoría absoluta, vio denegada su petición de elecciones anticipadas y aprobada una ley que lo obligaría a pedir un nuevo aplazamiento del Brexit.

Pero, se niega a pedir dicha prórroga si no logra un acuerdo con Bruselas para el 19 de octubre. Los europeos por su parte reiteran que una petición de este tipo debería estar acompañada de un buen motivo, como comicios anticipados, para ser aceptada.