Tras la escandalosa renuncia de Eduardo Cunha a la presidencia de la Cámara de Diputados de Brasil por sospechas de corrupción se generó una movilización dentro de su partido, el PMDB, que busca desesperadamente acelerar el proceso de elección de un nuevo titular del cuerpo legislativo que garantice la defensa del diputado para cuando el proceso de desafuero llegue al plenario. Cunha, uno de los mayores colaboradores del jefe del Estado interino, Michel Temer, y principal impulsor del juicio político a la mandataria suspendida, Dilma Rousseff, renunció el jueves al cargo del que estaba apartado por la escalada de procesamientos por corrupción en su contra.
«Estoy pagando un precio alto por haberle dado curso al juicio político» de Rousseff, dijo al anunciar la dimisión, dejando el cargo provisoriamente en manos del diputado Waldir Maranhao.
Los aliados de Cunha convocaron a una reunión de emergencia de la Mesa Directiva del partido para hoy mismo con la intención de garantizar que la elección de su sucesor se realice el martes, al contrario de lo que había propuesto Maranhao, de realizarla el próximo miércoles. Los jefes de bloque aliados a Cunha intentarán invalidar la convocatoria del presidente provisional. Incluso desde el viernes ya estaban instalando en el palacio legislativo los gabinetes para la votación electrónica, pero Maranhao mandó a remover todo, dando a entender que los tiempos serán los previstos por él.
Cunha estaba suspendido en el ejercicio de la presidencia de Diputados desde mayo pasado por el Supremo Tribunal Federal (STF, Corte Suprema), que consideró que no podía ser el segundo hombre del país en la sucesión a raíz de que está procesado por negar cuentas en Suiza abastecidas por sobornos de contratos vinculados a obras públicas. «