En momentos en que Brasil se consolida como el segundo país del mundo en contagios por coronavirus y tercero en muertes, su presidente, Jair Bolsonaro, no las lleva todas consigo. El mismísimo Donald Trump se distancia ahora del brasileño, a pesar de que se los emparentó desde el comienzo su rechazo público a la existencia de la pandemia y su defensa de una posición aperturista que favoreciera, en su mirada, a la economía. El presidente estadounidense incluso hizo gala de haber llevado a la práctica políticas diferen-tes a la de su par sudamericano.


“Brasil está pasando por dificultades, ellos están siguiendo el ejemplo de Suecia, que está en un momento terrible. Si hubiésemos hecho eso habríamos perdido un millón, un millón y medio, tal vez hasta dos millones más de vidas”, aseguró Trump. Brasil contabi-liza casi 615.000 casos y más de 34.021 fallecidos.


El país de 210 millones de habitantes no aplicó ninguna política contra el virus a nivel nacional y las medidas de contención decretadas por algunos estados y municipios fue-ron en general menos estrictas que en la mayoría de países europeos. «Nada indica que la curva se reducirá» a corto plazo en Brasil, advirtió el presidente de la Federación internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICE), Francesc Roca, en declaraciones recientes.

Brasil registra de norte a sur escenarios diferentes y el coronavirus se propaga a distintos ritmos, lo que explicaría el aumento del confinamiento en unas regiones y la disminución en otras. El ex secretario ejecutivo del Ministerio de Salud, Joao Gabbardo, afirma que existen «varias curvas» en el país. En tanto, varias organizaciones populares preparaban para estas horas numerosos actos “pro-democracia” en contra de Bolsonaro y las manifestaciones “racistas” y “fascistas” tanto del presidente como de sus seguidores de los últimos días. Pese a la pandemia, los manifestantes están convocados en varias ciudades importantes del país. Bolsonaro ya se pronunció en su contra llamándolos “terroristas” y “drogadictos”. Incluso amenazó con movilizar a la Policía Militar. Para el sitio Brasil247, el temor del presidente es a que los actos se orienten a apoyar el juicio político que ya entró en la Cámara de Diputados, promovido por todos los partidos de oposición.

Y como si fuera poco, las “hinchadas organizadas” de los más populares equipos de fútbol, volvieron a autoconvocarse contra el presidente. «Ante la apología de la dic-tadura, la exaltación de la tortura, las agresiones a periodistas y a profesionales de la salud, maduramos la idea de asumir el riesgo de librar ese combate», aseguró el estudiante de historia Danilo Passaro, líder de ‘Gavioes da Fiel’, una asociación de barras del Corinthians. El domingo pasado se movilizaron unos 500 hinchas y durante la semana tuvo gran repercusión. Para esta tarde prometen ser miles. Y tienen un antecedente para tener en cuenta: en los ‘80, se reunieron hinchas de casi todos los clubes para participar masivamente en manifestaciones contra la dictadura, al tiempo que ídolos como Sócrates, al frente de la Democracia Corinthiana, se convirtieron en líderes de la lucha.