Todo indica que las relaciones entre Brasil y Argentina serán extremadamente ásperas desde el 10 de diciembre. Por ahora, los cruces entre Jair Bolsonaro y Alberto Fernández no pasan de declaraciones, algunos tweets enfurecidos y amenazas de ruptura con el Mercosur por parte del ex capitán del Ejército brasileño. Pero el clima se puso tan tenso desde que el mandatario electo argentino pidió por Lula libre al celebrar su triunfo electoral del domingo que hasta uno de los hijos de Bolsonaro aplicó en su red social su más crudo machismo -sustentado, en su caso, con el concepto de que es sinónimo del uso de armas largas- para cuestionar a Estanislao Fernández.

Eduardo Bolsonaro es diputado federal por San Pablo, fue postulado por su padre para embajador en Estados Unidos pero no pudo lograr el consenso del Congreso para la nominación. El hijo de Fernández utiliza en su cuenta Twitter el nickname Dyhzy –su nombre como drag queen– y no tiene participación política.

Los Bolsonaro están en el centro de la escena desde que el ex militar ganó la presidencia, para lo cual fue clave la detención de Lula da Silva a manos del juez Sergio Moro, que como premio fue designado Ministro de Justicia este 1 de enero.  Particularmente agresivos en sus intervenciones en las redes, los vástagos presidenciales ahora aparecen cuestionados por algunos medios y por la justicia, que investiga la relación de la familia con el asesinato de la concejal Marielle Franco y de su chofer a la salida de una charla en una favela carioca.

O Globo, el medio que tal vez más hizo contra el Partido de los Trabajadores de Lula da Silva, ahora publicó una declaración de un testigo que asegura que los asesinos de la militante social visitaron la casa del entonces candidato presidencial  poco antes del crimen. (ver acá)

No era la primera vez que se relacionaba a Bolsonaro con ese magnicidio.(ver acá)

Pero la respuesta de Bolsonaro, de gira por Arabia Saudita, esta vez fue feroz contra el medio conservador y amenazó con no renovarle la licencia de operación cuando venza, en 2022

Jair Bolsonaro se jacta de los negocios que está articulando con el reino saudita y con el príncipe Mohamed bin Salman, a quien no se cansó de alabar públicamente y que está implicado personalmente en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en octubre pasado.(ver acá)

Pero la tirria de los hijos del presidente con Argentina no se detuvo en el hijo de Alberto F. sino que se deslizó hacia la vicepresidenta electa.

Ese odio visceral por todo lo que huela a izquierda y que se asemeja a un discurso de la guerra fría, se traslada también a políticas de los gobiernos del PT, como la construcción de Puerto Mariel en Cuba,financiado con un crédito del Banco Nacional de Desarrollo brasileño (BNDes) y que puso en práctica la empres Odebrecht, la gigante sudamericana que entró en quiebra tras la investigación de sobornos en la mayoría de los países de la región.

Carlos, otro de los hijos del mandatario brasileño, es amante de las armas de fuego e impulsa una ley calcada de la Segunda Enmienda estadounidense. Lo identifica como un derecho a la vida.


El tercer hijo de Bolsonaro, Flavio, senador carioca, es investigado por la fiscalía de Río de Janeiro por lavado de dinero en la compra de 19 inmuebles entre 2010 y 2017, por la contratación de «ñoquis» sospechados de ser testaferros de la familia.

El propio Partido Social Liberal, que sustentó la candidatura de Bolsonaro, está siendo investigado por desviar fondos a llamados candidatos ‘naranja’ (falsos) durante las elecciones de 2018. Desde la agrupación pidieron la expulsión de Eduardo Bolsonaro.