La manifestación de los “chalecos amarillos” lleva 6 meses de unificación, violencia policial y desacuerdos con el gobierno de Emmanuel Macron. Dos días después de que el presidente anunciara las conclusiones sobre el Gran Debate Nacional unas 600 personas se concentraron en el bulevar Montparnasse con rumbo a Place d’Italie para exigir justicia fiscal y social.

Este sábado la Confederación General de Trabajo (CGT) encabezó la marcha con chalecos rojos como muestra de solidaridad y acompañamiento en el incesante pedido por un Referéndum de Iniciativa Ciudadana. El RIC es un sistema en el que cualquier ciudadano puede proponer y derogar leyes o revocar a un funcionario electo mediante una petición que (si obtiene cierta cantidad de firmas) obliga a la Asamblea Nacional a organizar un referéndum y aplicar dicho resultado de la votación.

La protesta por el cambio climático fue otra protagonista entre los “chalecos amarillos” expuesta en carteles, folletos y disfraces (de animales en extinción) que exige medidas concretas para trabajar en la transición ecológica y reformas que propicien la participación ciudadana.

De diferentes posturas políticas y edades los “chalecos amarillos” no tienen dirigentes al mando aunque la presencia de Priscila Ludosky (microempresaria que lleva más de un millón de firmas en contra de la suba al combustible) toma protagonismo en el epicentro de la manifestación y genera ánimos de perseverancia y lucha ante los violentos episodios policiales que se generan sábado tras sábado cada vez con más intensidad.

“Es la primera vez que una manifestación tiene tanta continuidad, por vigésima cuarta semana consecutiva los franceses nos ponemos de acuerdo y salimos a las calles contra el gobierno de Macron. La idea es llegar a mayo porque hay muchas fechas significativas y seguramente unamos nuestras causas. El 1 de mayo habrá una masiva manifestación francesa con los chalecos a la cabeza” dice Pierre, francés autoconvocado de 23 años a metros de una torre Eiffel bloqueada por camiones policiales y fuerzas de seguridad.

Es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que el poder adquisitivo de los franceses ha decaído y eso hace que este movimiento esté integrado por personas de clase media con empleos informales y profesionales de la salud y educación precarizados. En sus filas no hay inmigrantes y en sus pedidos no se priorizan medidas para la delicada situación migratoria por la que atraviesa el país.

Como novedad, por la mañana, los “Chalecos amarillos” organizaron un recorrido por distintas sedes de grandes medios audiovisuales locales para quejarse del tratamiento parcial que comunican sobre el movimiento.

“La medida más urgente que tiene que tomar el gobierno de Macron es escuchar a su pueblo, entre nosotros hay distintas reivindicaciones, pero hay una que está por encima de todo que es el RIC. Es cierto que se han generado actos de violencia en nuestras marchas pero son solo una pequeña parte del movimiento, los chalecos amarillos no somos más que personas reclamando políticas fiscales y sociales justas” dice a Tiempo Lea, autoconvocada de 30 años frente a la France televisions.

Las lluvias no fueron un buen escenario para la protesta, aún así otro sábado reunió al movimiento social francés que conmociona  e impacta a todo el mundo y pretende intensificarse durante el 2019.