«Nos comprometimos a desmantelar la policía tal como la conocemos en la ciudad de Minneapolis y a reconstruir un nuevo modelo de seguridad pública que realmente mantenga a salvo a nuestra comunidad». Con esta frase contundente, la presidenta del concejo municipal de ese distrito, Lisa Bender, anunció el cambio más profundo que se piensa para el organismo luego del asesinato de George Floyd el pasado 25 de mayo. Pero para poder concretar esa decisión, la medida deberá enfrentar el rechazo del racista presidente del sindicato de policías y los temores del alcalde local, que no quiere una guerra contra esa fuerza de seguridad.

El crimen de Floyd, generó una ola de repudios en todo el país con una fuerte represión, incentivada por el presidente Donald Trump en su intento de no perder protagonismo de cara a las elecciones de noviembre. Esto incluyó la amenaza de ordenar que las Fuerzas Armadas salgan a las calles, una medida que fue rechazada por el Pentágono.


El anuncio de los concejales choca con la voluntad del alcalde de esa ciudad del estado de Minnesota, Jacob Frey, que ya adelantó que no está de acuerdo con desarticular a esa fuerza. Le teme al jefe del sindicato policial, Bob Kroll, un adherente a la candidatura de Trump al que suele acompañar actos de campaña en esa región.

Para tener idea de quién es Kroll, baste decir que para justificar a sus pares acusados por el bárbaro homicidio, calificó a Floyd de “criminal violento”, sin que ninguna imagen de las captadas durante el procedimiento contra el hombre, de 46 años, asfixiado por el oficial Chauvin con su rodilla, muestre el menor atisbo de resistencia.


Frey, del partido demócrata, abogado de 38 años de edad, proviene del mundillo de las organizaciones comunitarias y llegó al cargo luego de participar en infinidad de actividades benéficas.

Kroll es el presidente de la Federación de Oficiales de Policía de Minneapolis, y tuvo enfrentamientos con varios ex jefes de la policía local. Janeé Harteau, la primera ex jefa de la institución en salir al ruedo en esta oportunidad, le reclamó que renunciara para no seguir enlodando a la fuerza. “Es una desgracia para la insignia. Esta es la batalla contra la que yo y otros hemos estado luchando. ¡Bob Kroll entrega tu placa!”, tuiteó la semana pasada

Se fueron sumando otros ex titulares de la policía de Minneapolis que habían tenido choques con el titular del sindicato. Lo que demuestra que el clima dentro de las estaciones de policía es denso y que el caso de Derek Chauvin y los otros tres uniformados acusados del crimen, Tou Thou, Thomas Kiernan Lane y J. Alexander Kueng no es un hecho aislado.

Solo que esta vez hubo una filmación que se viralizó y generó la indignación de la comunidad negra pero también de todos aquellos que rechazan el racismo que se enraíza en la historia de Estados Unidos.

El video de esos ocho minutos fatales, mientras Floyd gritaba que no podía respirar, si algo refleja es la pasividad con que los compañeros del agente contemplan la escena y la despreocupación por el que estaba filmando con su celular. Quizás porque sabían que podían gozar de impunidad por la cobertura que les daba el líder gremial.

Derek Chauvin, de 44 años, con casi 19 años en la policía, tuvo al menos 17 investigaciones por denuncias recibidas por el departamento de Asuntos Internos de ese cuerpo policial. Sólo en dos casos la cosa pasó a mayores: recibió dos notas de reprimenda.