Integrantes de los ejércitos secretos de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) que cometieron miles de atentados y crímenes en varios países de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, fueron partícipes claves en la Operación Cóndor, coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur en los años 70-80.

Como se comprobó en documentos y testimonios de Cóndor y en investigaciones de la justicia argentina, acompañaron al dictador Augusto Pinochet desde los inicios de esta operación los dirigentes fascistas italianos Vincenzo Vinciguerra, de la organización Ordine Nuovo,; y Stefano Delle Chiae, de Avanguardia Nazionale.

Los crímenes cometidos en varios países de Europa occidental integran la historia negra de lo que fue la guerra sucia anticomunista, bajo la dirección de la CIA, el MI6 británico y el control de la OTAN, cuyos responsables y ejecutantes nunca han sido llevados ante la justicia.

En el libro Los Ejércitos Secretos de la Otan: la Operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental” el suizo Daniele Ganser, investigador en el Centro de Estudios para la Seguridad (SS) del Instituto Federal de Tecnología de Zurich y catedrático en universidades de Francia , da cuenta de una historia de terrorismo en esa región, que ha estado oculta bajo la alfombra durante demasiado tiempo.

En base a un documento original de los servicios secretos militares italianos (SIFAR) del 1ro. de julio de 1959 titulado “Las fuerzas especiales del SIFAR y la Operación Gladio (espada)”, Ganser prueba que “un ejército secreto vinculado a la CIA y la OTAN, había existido en Italia durante la guerra fría (…) basándome en fuentes italianas, rápidamente me di cuenta de que durante ese periodo los ejércitos llamados Stay-behind (retaguardia o quinta columna) habían existido en los 16 países de la OTAN”. También hubo de ejércitos secretos en cuatro países “neutrales”: Suecia, Finlandia, Austria y su nativa Suiza.

En 1990 el primer ministro italiano Giulio Andreotti “se vio forzado a confirmar que había existido un ejército secreto en Italia y en otros países de Europa Occidental que formaban parte de la OTAN” y que, coordinado por “la heterodoxa sección militar” de este organismo, el ejército secreto había sido organizado por la CIA estadounidense y el servicio secreto británico (MI6 o SIS) para combatir al comunismo, recuerda Ganser.

Investigado por  jueces, parlamentarios, académicos y periodistas como “una red clandestina”, el nombre en código en Italia era Gladio, en Dinamarca Ab-salón, en Noruega ROC, en Bélgica Sdras, y la lista sigue…

Las investigaciones sobre la Operación Cóndor, activadas después del asesinato el 21 de septiembre de 1976 del ex ministro chileno Orlando Letellier en Washington cometido por terroristas cubanos de Miami, se dinamizaron con el descubrimiento en diciembre de 1992 de documentos claves en el Archivo del Terror de la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay.

Entre estos documentos se encontraron los datos de los italianos Delle Chiaie y Vinciguerra. Delle Chiaie estuvo refugiado en España, bajo la dictadura de Francisco Franco, junto al jefe fascista italiano Valerio Borghese, miembro de la organización terrorista Ordine Nuovo.

Cuando “los votos combinados de los socialistas y comunistas derrotaron a la Democracia Cristiana Italiana (DCI), Borghese, con la estrecha colaboración de la CIA estadunidense”, señala Ganser, intentaron el segundo golpe de Estado en Italia el 7 de diciembre de 1970.

El primer golpe había sido en 1964 mediante la Operación Piano Solo, con la masiva y sorpresiva detención de líderes políticos y sindicales de la izquierda italiana. En los 70, los llevaron a una prisión controlada por Gladio en Cerdeña. Esta segunda acción golpista se realizó bajo el nombre en código de Operación Tora Tora, “recordando el ataque japonés a las naves norteamericanas en el puerto de Pearl Harbour”.

La investigación de Ganser evidencia que durante cuatro décadas actuaron estos ejércitos secretos de la OTAN en las acciones terroristas de la Operación Gladio y que estaban integrados por connotados fascistas, que además de su acción terrorista en Europa, y en nombre de la “lucha anticomunista”, estuvieron detrás de varios de los más impactantes crímenes de la Operación Cóndor, lo que no pudo haber sucedido sin que lo supieran los jefes de la OTAN.