El nuevo gobierno del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) tendrá mayoría en ambas cámaras, la legitimidad de un contundente triunfo en las urnas del 55,1%, que demostró que era posible la renovación, y la posibilidad de contar con Evo Morales fuera de la presión diaria del ejercicio del poder. Aún resta un camino de negociaciones y pulseadas hasta último minuto con el gobierno de facto que todavía detenta el poder. La primera fue ganada por el MAS. La titular del Senado, Eva Copa, anunció que la asunción del nuevo presidente será el 8 de noviembre. El anuncio terminó con especulaciones acerca de la conveniencia de estirar el cambio de mando, lo que daría espacio para eludir la posible ola de demandas que caerán sobre Jeanine Áñez y miembros de su gabinete.

En tanto dirigentes de la derecha derrotada y sus medios apuntan a sembrar una disputa entre dos supuestas corrientes: Morales vs Arce, describiendo una fractura o presentando al presidente electo como “títere” de Evo. Las acciones de la derecha se trasladaron también a las calles, aunque en forma aislada y marginal, sobre todo en la separatista Santa Cruz, uno de los dos departamentos donde el MAS no triunfó (el otro es Tarija) y donde Luis Fernando Camacho obtuvo el 45 por ciento.

La preocupación hacia dentro del partido, en cambio, está en lograr una transición ordenada. Algunos consideran que ayudaría en ese sentido que Evo no regrese a Bolivia antes de la constitución del nuevo gobierno. Ayer se supo que hizo un viaje breve a Venezuela, invitado por Nicolás Maduro.

El núcleo de Arce se encuentra abocado por estas horas a la conformación del equipo de transición. Lo mismo ocurre en las cámaras legislativas, donde el MAS tendrá 78 diputados, de un total de 130; y 21 senadores de un total de 36. Es decir, quorum propio, aunque no contará con los dos tercios de la Asamblea, como supo tener en otros períodos. La segunda fuerza quedó conformada por Comunidad Ciudadana, de Carlos Mesa, con 35 diputados y 11 senadores; y luego Creemos, de Camacho, con 17 y 4 respectivamente.

Hasta el momento no hubo anuncios sobre nombres para el gabinete y se cree que no se sabrá hasta el momento final. Los movimientos sociales que integran el MAS reclaman su lugar, adjudicándose –y con razón- parte del triunfo. Miembros del partido consultados avisan que hay reclamos de todo nivel. Unos quieren que se deje de lado al entorno más cercano a Evo, para iniciar una etapa de renovación absoluta. Otros creen que el presidente debe abrir el juego a cuadros importantes en la historia de transformación del MAS. Se descarta que Economía tendrá un peso relevante. Un nombre mencionado a Tiempo fue el de Carlos Guillén, quien fuera viceministro de Arce hasta 2017 y promovido a titular de Economía cuando el hoy presidente electo tomó licencia para tratarse un cáncer de riñón del que logró recuperarse.

Sumadas a la crisis por el Covid, las políticas de Áñez llevaron a la retracción económica y al aumento de la pobreza. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), para fin de año la pobreza extrema alcanzará el 16,8%. Arce ya anunció que su primera medida será la implementación del Bono Contra el Hambre, aprobado por el Congreso este año pero nunca implementado. El hambre en primer lugar, seguidos por el empleo y la economía, son las principales preocupaciones de los bolivianos según la encuesta de CELAG anterior a las elecciones.  «

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