Mientras los rumores sobre una movida para desplazar a Jair Bolsonaro del cargo a raíz del enfrentamiento con los gobernadores y los profesionales de la salud en torno a la forma de enfrentar el coronavirus, los militares que lo acompañan (hasta ahora) celebran con toda la pompa un nuevo aniversario del golpe de Estado que el 31 de marzo de 1964 derro9có al presidente constitucional Joao Goulart y sumió al país en una feroz dictadura que duró hasta 1985.

El mismo Bolsonaro, que fue exonerado del Ejército con el grado de capitán en 1988, calificó a aquella jornada aciaga como “un gran día de la libertad”. Fue en su ronda matutina a la salida de la residencia presidencial de la Alvorada, cuando suele hablar con los periodistas apostados desde temprano.

Desde su gabinete, el ministerio de Defensa, a cargo del general Fernando Azevedo e Silva, abundó en esa misma línea al afirmar en un comunicado que “el Movimiento de 1964 es un hito para la democracia brasileña; Brasil reaccionó con determinación a las amenazas que se formaban en aquella época».

El texto agrega que «la sociedad brasileña, los empresarios y la prensa entendieron las amenazas de aquel momento, se aliaron y reaccionaron; las Fuerzas Armadas asumieron la responsabilidad de contener la escalada, con los desgastes previsibles».

Por una vez coincidentes, el vicepresidente Hamilton Mourao, general del Ejército, publicó un tuit en el que afirma que las FFAA intervinieron hace 56 años para “enfrentar el desorden, la subversión y la corrupción que sacudían a las instuticiones y asustaban a la población. Con la elección (dice, como si hubiera habido comicios) del general Castello Branco se iniciaron las reformas que desarrollaron a Brasil”.

Mourao ya tuvo varios cruces con Bolsonaro sobre enfoques en relación a la política exterior -suele ser menos pro-estadounidense que el mandatario- y ahora con la forma en que pretende que los habitantes de Brasil salgan a las calles a desarrollar su vida normal como si no hubiera amenaza de coronavirus.

No son pocos los que miran a Mourao como una figura de recambio para no seguir profundizaando una crisis política de mayor envergadura. O sea, aventuran un nuevo golpe militar entre militares que,esta vez si, fueron electos.

Como sea, no es la primera vez que los militares festejan el golpe. Lo hicieron el año pasado, el primer año de Bolsonaro en el Palacio del Planalto. (Ver acá)  


Desde Argentina, el diputado por el PRO Daniel Lipovetzky señaló que mensajes como los del gobierno brasileño se pueden dar porque no se juzgó a los responsables del terrorismo de Estado, como ocurrió de este lado de la frontera.

El Centro de Estudios Legales y Sociales, en tanto, publicó documentos desclasificados de la agencias de inteligencia de EEUU en los que se revela la participación de los militares brasileños en el Plan Cóndor.