Las elecciones de este jueves en el Reino Unido enfrentan dos modelos diametralmente opuestos, en el marco visible de las negociaciones para irse de la Unión Europea. Boris Johnson, el primer ministro conservador, tiene todas las de resultar victorioso si es que se debe creer en las encuestas. Pero su principal oponente es el laborista Jeremy Corbyn, logró imponer como eje de su campaña la situación del sistema de salud británico, otrora un orgullo para la nación y en vías hoy de extinción, y mediante un artilugio electoral de sus seguidores, podría far el batacazo.

Según los últimos sondeos, los conservadores obtendrían el 43% de los votos y los laboristas el 34%. Pero un documento interno del Partido Conservador del 7 de diciembre publicado este martes por el diario The Daily Telegraph, indica que no todo esta cerrado.

Según un estudio mas detallado de los votantes, la campaña de «voto táctico» lanzada por los antibrexit permitiría que apenas 40.000 votos en 12 circunscripciones claves dentro del intricado sistema electoral británico basten para convertir a Corbyn en primer ministro a la cabeza de una coalición proeuropea.

Fue en este contexto que el líder de ala izquierdista dentro del laborismo aprovechó para meter baza con la foto de un niño de cuatro años enfermo durmiendo en el suelo de un hospital, con una bolsa de suero y una vía intravenosa.

El mensaje fue que ese era el resultado de nueve años de austeridad en el NHS, el servicio de salud gratuito devastado por recortes neoliberales.

Si la primera preocupación es qué va a pasar con el Brexit, no tardó mucho en crecer como segundo tema el de la salud.

Johnson quedó perplejo porque no se la esperaba y el clima electoral se puso al rojo vivo, con filtraciones de laboristas quejándose por el cariz que su representante mantiene en la contienda. Es que no todos en su propio partido quieren un corrimiento hacia la izquierda como el que él propone.

Así fue que hasta el actor Hugh Grant se terminó convirtiendo en un personaje tironeado para definir la cuestión.

Los conservadores publicaron un video paródico sobre la comedia romántica Realmente Amor, que hace 15 años protagonizó Grant.

En el video de campaña, Johnson interpreta a un personaje que en el filme le envía un mensaje silencioso a la mujer que ama. En la publicidad conservadora, el mensaje habla del Brexit.

Grant, que en la película hace de primer ministro, salió al ruedo para afirmar que el Brexit le produce pánico y que apoya el voto táctico por Corbyn.

«Me pregunto si los consejeros de comunicación del Partido Conservador pensaron que no quedaría muy bien ese mensaje en manos de Boris Johnson», agregó, aludiendo a la fama de mentiroso que arrastra el ex alcalde londinense.

A todo esto, Corbyn agregó que el premier está «engañando a la gente» con el protocolo irlandés del acuerdo de Brexit.  La declaración se produjo en relación a un documento, de 15 páginas, que analiza las consecuencias prácticas y el impacto económico del revisado acuerdo para Irlanda del Norte, que el equipo de Johnson negoció expresamente con la Unión Europea.

«Esto destruye la declaración de Boris Johnson de que no habrá una frontera en el mar de Irlanda», denunció Corbyn.

El régimen pactado entre Londres y Bruselas evita la reintroducción de una frontera física en la isla de Irlanda y deja los seis condados británicos del norte sujetos a las reglas del mercado común europeo. De otro modo, se retablecería una frontera dura implicaría retrotraer viejos conflictos entre el norte protestante y en manos de la corona y el sur católico y republica independiente.

Johnson trata desesperadamente que las elecciones sean otro referéndum sobre el Brexit, prometiendo vagamente financiar los numerosos programas sociales que su propio partido ha cortado sin piedad en la última década, según recuerda el analista estadopiunidense Juan Cole.

Y este historiador e investigador agrega: “Sin duda es más fácil hablar sobre un Brexit duro, lo que sea que eso signifique para un electorado cansado, que responder preguntas sobre la cama de hospital y la escasez de enfermeras, o el hecho de que Donald Trump, un hombre que esencialmente ha respaldado a Johnson, ha expresado abiertamente su interés en poner sus manos (y las de las corporaciones estadounidenses) en la atención médica universal de los británicos”.