Brasil vive una paradoja política. Cuanto más se persigue jurídica y mediáticamente a  Luiz Inácio Lula da Silva, el expresidente aumenta su caudal en las encuestas sobre intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre próximo.  

En un sondeo realizado el 29 y el 30 de enero, pocos días después de que un tribunal de apelación confirmara la condena de Lula por corrupción y lavado de dinero, el líder de izquierda obtendría entre el 34% y el 37% de los votos, según señala el estudio de Datafolha.

En segundo lugar aparece el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, con el 16% al 18% de intenciones de voto. Pero el dato importante es que en la segunda vuelta, Lula derrotaría a Bolsonaro por 49% a 32% y se impondría ante cualquier otro adversario por un margen similar. 

«Para sorpresa de algunos, Lula se mantuvo estable o subió un poco. La gran información de esta encuesta es que Lula sigue siendo el principal candidato en las elecciones de 2018», dijo a la agencia Afp Michael Mohallem, analista de la universidad Fundación Getúlio Vargas (FGV).

En caso de que el dirigente de 72 años fuera encarcelado y no pudiera presentarse, Bolsonaro quedaría en primer lugar, con 18% al 20% de intenciones de voto, pero sería derrotado en la segunda vuelta por la ecologista Marina Silva o el dirigente del Partido Democrático Laborista Ciro Gomes.

Otro dato relevante: el número de personas que votarían en blanco, nulo o de abstencionistas varía entre el 14% y el 19% en todas las hipótesis de primera vuelta en las que figura Lula. Sin el expresidente, sumarían entre el 24% y el 32 por ciento.

«Cuanto más me acusan, cuanto más me persiguen, más subo en los sondeos», afirmó Lula en una teleconferencia transmitida el fin de semana pasado ante un congreso sobre la lucha contra el hambre en Etiopía. La intención del expresidente era asistir al evento, pero un juez le reclamó el pasaporte apoyado en una supuesta intención de Lula de radicarse en un país sin extradición con Brasil. 

Pero por mejor intención de voto que tenga Lula, esa fidelidad hacia el exobrero metalúrgico no es transferible. Según la encuesta, un 53% de sus votantes rehusaría apoyar a un candidato designado por su líder, o por el Partido de los Trabajadores, en caso de que este no pudiese competir. Apenas un 27% acataría su consigna de voto y un 31% de los electores de Lula afirma que, sin él, votaría en blanco, anularía su voto o se abstendría. El nombre que más ronda es el del exgobernador de Bahía y exjefe de Gabinete Jacques Wagner, quien en un escenario sin Lula tiene sólo el 2 por ciento.

Con esos números, en el círculo íntimo del exmandatario aseguran que el PT no tiene un «Plan B» y hasta coquetean con la idea de una abstención al menos a las elecciones presidenciales. Por eso, tras la confirmación de la sentencia, el PT se apuró a confirmar la candidatura del expresidente. 

Lula sigue ostentando un alto índice de rechazo del 40%y sólo es superado por el presidente Michel Temer (60%) y el exmandatario Fernando Collor (44%). Esta semana se conoció otra encuesta que da cuenta de que el 51% de los brasileños respalda la posibilidad de que Lula quede finalmente inhabilitado para disputar las próximas elecciones, mientras que el 47% afirma que debería poder competir.

La grieta queda expuesta cuando se analiza la composición de los encuestados. El 51% que respalda la inhabilitación del líder petista se compone del 55% de los electores con enseñanza media, el 67% de los que tienen enseñanza superior y el 60% de quienes tienen ingresos familiares por encima de dos salarios mínimos, y ese rechazo se eleva al 70% entre quienes ganan diez salarios mínimos o más. En cambio, la candidatura de Lula encuentra los mayores respaldos en las regiones pobres del nordeste (71%) y el norte (53 por ciento).

Al margen de la cuestión electoral, la encuesta afirma que el 53% de los brasileños quiere que Lula da Silva vaya a prisión, lo que implica una merma de un punto desde la última medición de este ítem, en septiembre. En cambio, en esos mismos cuatro meses creció del 40% al 44% el porcentaje de ciudadanos que consideran que el líder del PT no debería ser arrestado. 

Ese encono del establishment, apoyado por más de la mitad de los brasileños según el sondeo, quizás se basa en frases como la que dijo Lula en el mismo congreso de Etiopía: «Los presupuestos de cada país tienen que hacerse con los pobres en su punto de mira, para poder garantizarles –como algo sagrado, algo bíblico– que tener un desayuno, una comida y una cena al día es el derecho más básico que todo ser humano tiene en la Tierra».  «

El juez Moro recibe beneficios que no le corresponden

El juez más famoso de Brasil, Sérgio Moro, de la Operación Lava Jato y que procesó a Lula da Silva por haber recibido un departamento como regalo sin pruebas, quedó envuelto en un debate nacional sobre beneficios que recibe, al igual que el 70% de los jueces, por ayuda para pagar un alquiler, incluso viviendo en casas propias.

Según admitió el propio Moro, desde 2014 recibe unos 1300 dólares mensuales como «ayuda-vivienda» pese a que posee casa propia en la ciudad de Curitiba, desde donde ese mismo año comenzó a comandar la mayor operación anticorrupción de la historia de Brasil.

Todos los fiscales y jueces tienen derecho al auxilio vivienda como un ítem separado del salario básico, pero este beneficio originalmente fue otorgado para los jueces que debían mudarse de sus ciudades de residencia, según la ONG Contas Abertas.

Moro, en total, cobra el equivalente a unos 10.800 dólares por mes (sueldo más extra), pero a fin de año, según el mismo reconoció al portal UOL, por una serie de beneficios, llegó a recibir unos 35 mil (cerca de 100 mil reales). Moro vive en un edificio de 256 metros cuadrados en Curitiba, capital de Paraná.

Lo cierto es que en los últimos meses, con el Poder Judicial en plenas batallas políticas, entre ellas tomando decisiones en el Poder Legislativo, bloqueando la asunción de ministros o por condenas a dirigentes, los trapos sucios de los tribunales han salido a la luz.

También recibe auxilio de vivienda la mano derecha de Moro en Río de Janeiro, el juez Marcelo Bretas, pero con un detalle: este magistrado está casado con una jueza y ambos reciben el mismo beneficio viviendo juntos en casa propia, es decir unos 2600 dólares mensuales.

Bretas dijo en Twitter, con amplio repudio en las redes, que pretende ir a todas las instancias de la Justicia a defender el doble beneficio. Horas después, el juez, famoso por condenar y mandar preso al exgobernador de Río Sergio Cabral, renunció a Twitter, aunque no al doble beneficio, consignó la agencia Télam.

El Poder Judicial en Brasil paga impuesto a las ganancias pero recibe ajustes salariales por encima de la inflación y del resto de los empleados públicos, aunque desde 2015 los extras se han detenido y es motivo de queja por parte de la Asociación de Jueces y de Fiscales.