Una simpática extensión para el navegador Firefox creada por el desarrollador estadounidense Noah Liebman reemplaza automáticamente la palabra en inglés billionaire (que tiene más de mil millones) por oligarch (oligarca). 

Puede verse aquí: https://addons.mozilla.org/es/firefox/addon/billionaire-oligarch-replacer/.

La clasificación que el jueves dio a conocer la revista especializada en ranquear a los superricos se titula, mediante esta extensión, “Lista de los oligarcas del mundo”.

Hay que reconocer que el término tiene un sentido despectivo y que si se quiere estigmatizar a alguien adinerado, cae como anillo al dedo. Como muy bien decía Mafalda (Quino): “Nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás”. Pero resulta interesante el divertimento de Liebman para al menos igualar a las grandes fortunas del planeta en momentos en que la palabra oligarca -usada en tiempos inmemoriables para describir a los ricos de cada país que estaban en contra de gobiernos populistas latinoamericanos- pareciera aplicar solo a los magnates rusos.

La aplicó el presidente Joe Biden cuando comenzaron las sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania. “Esta noche les digo a los oligarcas rusos y a los líderes corruptos que han estafado miles de millones de dólares a este régimen violento: no más”, dijo el inquilino de la Casa Blanca en su discurso del Estado de la Unión del 1° de marzo. “El Departamento de Justicia de EE UU está reuniendo un grupo de trabajo dedicado para perseguir los crímenes de los oligarcas rusos”, agregó.

El más famoso de ese selecto club resulta ser Roman Abramovich, tal vez porque tuvo la perspicacia de haber comprado el club Chelsea inglés, del que ahora se tuvo que desprender. Se lo vio haciendo ingentes esfuerzos hace unos días para mediar entre Ucrania y Rusia en un intento de pacificar la situación y para no seguir en la picota, ya que tiene negocios en ambos países y también en el Reino Unido y en Israel. Dicen que en esos viajes hasta se habría intoxicado – o fue envenenado – en Kiev. Como buen oligarca ruso, tiene un yate, el Eclipse, un Boeing 767 diseñado especialmente para viajes de ultramar y un Gulfstream G650 para cabotaje, más una cantidad inmumerable de propiedades y una fortuna que se calcula en poco más de 8000 millones de dólares.

En la lista de Forbes -donde, hay que decirlo, figura un puñado de individuos que hicieron su fortuna en Argentina, pero esa es otra historia – hay 83 rusos, aunque la publicación aclara que de ellos “solo” 69 son oligarcas. El resto son simplemente “millonarios”. Pero resulta que a la cabeza de los recontramillonarios está Elon Musk, con 219.000 millones de dólares, 68.000 millones más que hace un año. Musk, nacido en Sudáfrica, a los fines empresariales, es estadounidense. El segundo es Jeff Bezos, el fundador de Amazon. Entre los diez primeros, solo se cuela un francés, Bernard Arnault, dueño de las marcas de lujo Louis Vuitton y Sephora, en el tercer puesto. Debajo están Bill Gates, y tres propietarios de tecnológicas. Hay 34 oligarcas rusos menos, aclara Forbes, por las sanciones estadounidenses. Y el primero de esa nacionalidad que figura, en el puesto 87, es Vladimir Lisin, de la industria del metal y la minería, con “apenas” 18.400 millones.

El caso de Bezos tiene su actualidad ahora que los trabajadores de Amazon, contra la voluntad patronal, decidieron armar un sindicato para defender sus derechos (ver aparte). El año pasado había gastado unos 5000 millones para hacer un viaje al espacio de unos minutos. A principios de febrero, antes de la invasión a Ucrania, los medios internacionales se solazaron con la noticia de que para sacar un yate de 500 millones de dólares del astillero de Rotterdam, donde lo construyeron, había que desarmar el histórico puente de Koningshaven. El Oceanco Y721 tiene 127 metros de eslora y más de 40 de altura.

Foto: AFP

El escritor estadounidense Richard Eskow halló que los “oligarcas” (de Rusia) tienen no más del 10% de los superyates que hay en el mundo. Del resto, el 25% es propiedad de “magnates” (de EE UU). Eskow calcula que si el gobierno de Biden aplicara un “superimpuesto a los oligarcas estadounidenses, generaría ingresos de hasta 755.000 millones de dólares”.

Además de Forbes, también investiga las maniobras de oligarcas ICIJ, un consorcio de periodistas de investigación de medios de todo el mundo que revelaron en su momento los Pandora, los Panamá y los Paradise Papers, donde desnudaron las maniobras de ricos de todo el mundo para escamotear sus fortunas al fisco de cada país.

En su último trabajo revelan quiénes facilitan esas maniobras: “porteros”, los denominan. Ellos podrían estar detrás del ocultamiento de fondos de oligarcas, por supuesto. Se trata de agentes registrados, una figura que fue proliferando en estos últimos años, dice el informe.

Ver acá: https://www.icij.org/investigations/pandora-papers/the-gatekeepers-who-help-open-america-to-oligarchs-and-scammers/

Cuenta el estudio que en Wyoming creció exponencialmente la cantidad de agentes que se encargan de crear empresas ficticias. También en Delaware, el feudo de Joe Biden como senador y su base electoral primitiva.

Este trabajo, el último de la serie de Pandora Papers, aclara ICIJ, fue realizado en colaboración con el The Washington Post. En agosto de 2013, Bezos había dado otro golpe de efecto cuando anunció la compra de ese diario, el mismo que había revelado los chanchullos de Richard Nixon por lo que tuvo que renunciar en 1974 en medio del escándalo, por 250 millones de dólares. Prometió no meterse con el contenido, dijo que no sabía nada de periodismo, que lo suyo eran los negocios.

La semana pasada, Elon Musk anunció la compra de acciones equivalentes al 9,2% de la empresa que gestiona la red social Twitter. Tras el módico pago de 2.888 millones de dólares, Musk -que no tiene yates, esto también hay que decirlo- se convirtió en el mayor accionista de la red del pajarito. No dijo si va a controlar los contenidos que se publican, pero como desde el 24F son muchas las denuncias de censura a usuarios que no siguen el enfoque sobre el conflicto en Ucrania que emana de Washington, quizás ni pague el costo político de seguir la línea.