Los manifestantes en Ecuador asaltaron este martes la sede del Legislativo, en vísperas de una gran movilización indígena en Quito contra el jaqueado presidente Lenín Moreno, que abrió las puertas al diálogo. Más tarde, el gobierno ordenó un toque de queda nocturno alrededor de sedes públicas

La fuerza pública logró desalojar a las personas que ingresaron, por breve lapso, al edificio desocupado de diputados en la militarizada capital ecuatoriana. Los parlamentarios habían suspendido más temprano sus actividades.

Las protestas que estallaron hace una semana por el fin de los subsidios y la consecuente alza de combustibles -pactado con el FMI- desataron más caos y golpean sensiblemente la producción petrolera debido a la toma violenta de pozos en la Amazonía.

En Quito, militares y policías repelieron con gases lacrimógenos a los manifestantes que con la cara cubierta intentaron, por segundo día, ocupar la sede del Congreso unicameral. Sobre la vía ardían árboles caídos y las humaredas eran visibles a distancia.

«Primero la Asamblea y luego nos tomaremos Carondelet (casa presidencial)», amenazó uno de los manifestantes, en abierto desafío al estado de excepción que rige en el país desde el jueves.  

Periodistas de la AFP vieron a jóvenes con escudos de madera con la leyenda «guardia indígena» tratando de romper las barreras de seguridad.  

El lunes el presidente Moreno se vio forzado a trasladar la sede del gobierno de Quito a Guayaquil, unos 270 kilómetros al suroeste, y desde allí intenta entablar diálogo con la dirigencia de la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie). 

«Hay diálogo para los hermanos indígenas que lastimosamente tienen necesidades, y en eso estamos completamente de acuerdo», dijo el mandatario en una declaración a los medios.

Moreno ofreció igualmente liberar recursos para los pueblos golpeados por el fin de los subsidios. 

No obstante, la protesta no cede y el miércoles se esperan que se sumen sindicatos y otros grupos de inconformes. 

Los miles de indígenas y campesinos llegaron a Quito en las últimas horas. La mayoría se concentra en dos céntricos puntos de Quito, cerca del Parlamento y del también desalojado y fuertemente custodiado palacio de gobierno. 

Las comunidades exigen que Moreno eche para atrás el desmonte de los subsidios a combustibles acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de préstamos por 4.209 millones de dólares.

Las fuertes protestas sociales dejaban hasta el fin de semana un civil muerto, 73 heridos (incluidos 59 uniformados) y 570 detenidos (la mayoría por vandalismo), según autoridades.

Asimismo, la toma de pozos petroleros precipitó una caída del 31% de la producción estatal de Ecuador. En total se han dejado de explotar 165.000 de los 531.000 barriles por día de crudo, según el ministerio de Energía.

Golpeado por el alto endeudamiento y la falta de liquidez, Ecuador quedó envuelto en su peor espiral de manifestaciones desde 2007, a raíz del incremento de las tarifas del combustible hasta 123%. 

En una aparición en televisión, Moreno el lunes señaló directamente al exmandatario ecuatoriano Rafael Correa, otrora aliado suyo, de intentar derrocarlo en alianza con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. 

«El sátrapa de Maduro ha activado junto con Correa su plan de desestabilización», dijo el presidente rodeado del alto mando militar, que de momento se ha cohesionado en torno al gobierno.

Sin embargo, desde el exterior el exmandatario negó este martes los señalamientos y pidió el adelanto de elecciones -previstas para 2021- ante lo que describió como una «grave conmoción social».

«Aquí no hay golpismo. Los conflictos en democracia se resuelven en las urnas y es precisamente lo que pedimos: (…) adelantar elecciones», dijo.

Correa vive en Bélgica y enfrenta una orden de captura en Ecuador por un delito que le endilga la fiscalía desde antes de que estallaran las protestas la semana pasada.

Estados Unidos, la Secretaría General de la OEA y siete países latinoamericanos encabezados por Brasil, Colombia y Argentina cerraron filas en torno a Moreno.

Al mismo tiempo esos siete países rechazaron «toda acción encaminada a desestabilizar nuestras democracias por parte del régimen de Nicolás Maduro y de los que buscan extender los lineamientos de su nefasta obra de gobierno».

La Conaie, por su parte, afirmó también que «se deslinda de la plataforma golpista del correísmo».

«Nuestra lucha es por la salida del #FMI del Ecuador. NO permitiremos a los que nos criminalizaron por 10 años aprovecharse de nuestra lucha y la del pueblo ecuatoriano. ¡Miserables!», escribió en Twitter.