Más de un millón de personas ya huyeron de Ucrania desde el inicio de la invasión rusa, en un éxodo que se produce “a un ritmo sin precedentes” y que va camino a convertirse en “la mayor crisis de refugiados de Europa en este siglo», indicó este jueves la ONU.

«En solo siete días, un millón de personas han huido de Ucrania, desarraigadas por esta guerra sin sentido», afirmó el Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas (Acnur), Filippo Grandi, y agregó: «Trabajo en emergencias hace casi 40 años y pocas veces vi un éxodo tan rápido como este».

De acuerdo al recuento del organismo, cerca de 1.050.000 personas escaparon de Ucrania a los países vecinos, más del 2 % de la población del país, que alcanza los 44 millones, según datos del Banco Mundial.

«Hora a hora, minuto a minuto, más personas huyen de la aterradora realidad de la violencia», apuntó Grandi y mencionó los desplazados internos que también se estiman en más de un millón.

Acnur espera que este flujo aumente a medida que el ejército ruso parece concentrar sus ataques en las grandes ciudades y pronostica que la cifra de personas que escapan del país trepe a al menos 4 millones para convertirse en “la mayor crisis de refugiados de Europa en este siglo».

Polonia es la principal puerta de salida y ya recibió cerca de 550.000 ucranianos, más de la mitad del total.

En el país, donde ya vivían 1,5 millones de ucranianos antes de la ofensiva rusa, la gente se organiza en las redes sociales para recaudar dinero y medicamentos y también ofrecen viviendas, comida, trabajo o transportes gratuitos a los refugiados, consignó la agencia de noticias AFP.

Hungría, Moldavia, Rumania y Eslovaquia son los otros vecinos que están albergando a las personas que huyen de la guerra, mientras la red se extiende de a poco a otras naciones europeas, que en conjunto recibieron unas 90.000 personas.

Estos números incluyen el territorio controlado por Kiev, pero no la península de Crimea (anexada por Rusia en 2014) ni las dos zonas en manos de los separatistas prorrusos en el este del país.

Ante la prohibición que tienen los hombres de entre 18 y 60 años de salir de Ucrania, una medida decretada por el presidente Volodimir Zelenski para reclutar ciudadanos entre sus fuerzas, la mayor parte de los que pasan las fronteras son mujeres y niños.

Unicef estimó hoy que medio millón de niños están entre los refugiados, apuntó que se espera que esas cifras sigan creciendo en los próximos días y que las necesidades humanitarias se multipliquen.

«El uso de armas explosivas en ciudades podría convertir rápidamente esta crisis en una catástrofe para los niños de Ucrania», señaló el director regional de Unicef para Europa y Asia Central, Afshan Khan.

«No hay operaciones armadas de esta escala que no resulten en daño a los niños. Las consecuencias serán trágicas», insistió.

Hasta ahora, Naciones Unidas confirmó la muerte de 17 niños en lo que va de guerra, aunque esa cifra sólo incluye los casos que la organización pudo verificar, por lo que estima que el número real es probablemente mucho mayor.

Según Unicef, cientos de hogares han sido dañados o destruidos y hay información de ataques que han golpeado escuelas, orfanatos o clínicas de salud.

Si bien las organizaciones humanitarias destacan la solidaridad para recibir ucranianos, también existen denuncias de discriminación para las personas de otros países que también escapan del conflicto.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) se mostró hoy «alarmada» por los informes «creíbles y verificados» de actos discriminatorios, violencia y xenofobia contra ciudadanos de terceros países.

«La discriminación por motivos de raza, etnia, nacionalidad o estado migratorio es inaceptable», señaló una declaración, en la que que repudió además «cualquier acto de este tipo», y pidió a los Estados «investigar este problema y abordarlo de inmediato».

Al mismo tiempo que cifras récord de refugiados son recibidos en los países fronterizos de Ucrania, se multiplican las denuncias de ciudadanos de África, Medio Oriente y Asia sobre discriminación a la hora de abandonar ese país.

La OIM señaló en su comunicado que personas de «docenas de nacionalidades, incluidos los trabajadores migrantes y los estudiantes que viven en Ucrania, se enfrentan a graves desafíos al intentar abandonar las zonas afectadas por el conflicto, cruzar las fronteras hacia los países vecinos y buscar asistencia vital».

Luego pidió a los Estados vecinos garantizar que «todos los que huyen de Ucrania tengan acceso sin trabas al territorio, independientemente de su estatus y de conformidad con el derecho internacional humanitario».

Los ministros europeos de Interior alcanzaron hoy un acuerdo político para la «decisión histórica» de conceder protección temporaria a los refugiados «que huyen de la guerra» en Ucrania, aunque no precisaron si el estatus alcanzará a los que no tengan la nacionalidad ucraniana, un tema candente que aún divide a los Estados del bloque.

La Unión Europea (UE) había adoptado en 2001 una Directiva de Protección Temporaria a personas que huyan de conflictos armados, pero hasta ahora nunca había sido aplicada.

En la actualidad, los portadores de un pasaporte ucraniano pueden ingresar al espacio europeo y permanecer hasta 90 días sin un visado, aunque quienes se beneficien de la protección temporaria podrán incluso trabajar en Europa y gozar de protección social.

Ese protección sería efectiva por un período inicial de un año, renovable por seis meses hasta un total de dos años.

Paralelamente, periodistas internacionales son señalados profusamente en redes sociales por hacer distinciones entre los refugiados de Ucrania y los de otras guerras anteriores.

Un video reproducido más de dos millones de veces en la red TikTok muestra a una presentadora de NBC preguntando a la corresponsal por qué el viejo continente, y en especial Polonia, cambió su predisposición para acoger refugiados.

«Para decirlo francamente, estos no son refugiados de Siria, estos son refugiados de la vecina Ucrania. Son cristianos, blancos, muy similares a la gente que vive en Polonia», responde sin pelos en la lengua la corresponsal.