Al cumplirse este miércoles un mes de la matanza de estudiantes en el colegio de Parkland, Florida, una ola nacional de protestas de estudiantes de secundaria cubrieron todos los Estados Unidos en una masiva demostración sin precedentes contra la libre portación de armas.

Alumnos de 3.000 establecimientos fueron saliendo en todo el territorio nacional al dar las 10 de la mañana en cada huso horario y permanecieron manifestando durante 17 minutos, uno por cada víctima en la secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland.

El reclamo cubrió el país de Este a Oeste, exigiendo mayor control de armas y otras medidas para terminar con las masacres, con lo cual adquirió un volumen político muy superior a la mera recordación de las víctimas.

En la propia Parkland, los cerca de 3.000 alumnos hicieron su paro de 17 minutos, siguieron con una marcha silenciosa en el edificio y terminaron concentrados en una cancha lindera de fútbol americano, que fue difundida en vivo por la CNN.

Al final del acto, los estudiantes corearon la canción «Shine» («Brilla»), que compusieron varios alumnos de la Stoneman Douglas, y se dirigieron a un parque cercano donde se prevé una concentración estudiantil de diversas instituciones educativas cercanas.

Se trató de una demostración de unidad y solidaridad política sin precedentes, en un país inmerso en una gran polémica nacional sobre la libre portación de armas después del suceso en Florida.

La Marcha Escolar Nacional (National School Walkout) puso en evidencia la tensión acumulada por masacres que para gran parte de la población son la consecuencia de la liviandad de las leyes de armamento.

Algunos colegios hicieron propias las demandas de reforzar los controles a la venta de armas, en particular las de asalto, la revisión detallada de antecedentes de los compradores, y la declaración de una emergencia de salud pública por la ola de tiroteos.

El paro estudiantil tuvo lugar el mismo día que Nikolas Cruz, el acusado por la masacre, compareció ante el juez en una audiencia en la que se le leerán los 34 cargos que pesan sobre él, 17 por asesinato en primer grado y otros tantos por tentativa de asesinato.

El apoyo nacional adquirió tales dimensiones que los alumnos de la Stoneman Douglas se declararon abrumados por la movilización. Hay un «mar de gente en todas partes», dijo uno de ellos, Sam Zeif. «Realmente … no estamos solos».

Los estudiantes de la escuela Montgomery Blair, de Maryland, después de dirigirse en subte a la cercana Casa Blanca empezaron a gritar «¡Queremos cambios!» tras dispersarse sobre una vereda.

Aunque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no estaba en su residencia, uno de los participantes portaba una pancarta donde decía «La historia tiene sus OJOS sobre usted».

Algunos estudiantes, conservadores o republicanos, decidieron no sumarse a las protestas. 

Uno de ellos, Austin Roth, un «republicano acérrimo» de Michigan, afirmó que «las armas no son el problema. La gente es el problema», y agregó que el «control de armas» es una «agenda política». Para Roth, los rifles de asalto pueden ser útiles cuando se enfrentan a múltiples ladrones u otros delincuentes.

Sin embargo, la mayoría de los manifestantes se pronuncian en general en contra del contexto general de violencia armada imperante en Estados Unidos. Algunos, como D’Angelo McDade, por haber sido heridos en tiroteos callejeros. Este miércoles, McDade fue el organizador de la marcha de su escuela, la North Lawndale College Prep High School de Chicago.

Ciertos distritos escolares avisaron que sancionarían a los estudiantes que se sumaran a la huelga, en zonas de Ohio, Maryland, y Georgia.

En el condado de Cobb, en Georgia, los padres se manifestaron frente a la secundaria Walton, exigiendo acción y que se pongan los chicos por encima de las armas en pancartas.
Casos como el de McDade no son únicos. En Littleton, Colorado, cerca de la secundaria de Columbine donde en 1999 se produjo una masacre que puso a la ciudad en el mapa, Sam Craig vivió desde niño con permanentes ejercicios por simulacros de tiroteo, y hoy estuvo a la cabeza de la huelga.

Jackson Mittleman tenía 11 años cuando un hombre armado mató a 20 alumnos de primer grado y seis docentes en la primaria Sandy Hook, cerca de su escuela. Hoy, a los 16, también fue un organizador de la huelga y defiende el control de armas en su escuela, la secundaria Newtown.

Lejos de limitarse a las masacres en los colegios y llorar a las víctimas, la marcha nacional pretende convertirse en un contrapeso a la hasta ahora todopoderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA), que impide la regulación de las armas de gran poder.